Internet y la cyber-cultura



Ya hace mucho tiempo que entré por primera vez a internet y no les voy a contar la típica historia de que éramos 6 y lo llamábamos Arpanet: el capitán Wilson que todas las tardes nos invitaba partidas de ajedrez desde la Estación Antártica, un nerd de MIT, el director de inteligencia y contra-ofensiva militar desde la base de datos del Pentágono, un físico de la NASA que nunca nos quiso dar su nombre real y John Postel. O que después entró un ruso. O cuando comenzamos a sospechar que alguien nos alteraba los passwords y leía nuestros correos: el primer hacker había aparecido. O de aquella inolvidable mañana en que se conectó a internet la primera mujer: una psicóloga. De hecho no, la primera vez fue una tarde de 1993 y con eso descubrí una parte muy importante de la cultura electrónica que no era accesible a muchas personas, porque en aquel entonces cyber-cultura no era equivalente a internet. Por esas fechas Mondo 2000, la cultura rave y el cyberpunk hacían de las suyas a todo lo que daba, y por tanto yo me daba la tarea de vivir al máximo el new edge. De entonces a la fecha, la lista Future Culture perdió a sus pobladores iniciales, quienes emigraron a nuevos horizontes y fueron reemplazados por turistas que buscaban el futuro y venían a reemplazarlo con su cultura que no mantenía relación alguna con él, que sí con una nueva concepción transcultural de internet. Traían consigo su baggage y lo mezclaban con la información de este nuevo mundo: un híbrido nacía,y en el peor de los casos: Spam. Ruido. Basura. Este mismo patrón se repetía con todos los nuevos pobladores que llegaban a la red, detalle que fue cambiando la relación que los netizens teníamos con este cyber-espacio. Hoy en día con todo y que la cyber-cultura está en su étapa de crecimiento, es una minoría quienes visitan websites relacionado con esto, a comparación de quienes viven en sitios de deportes, software y hasta pornografía. Puede decirse que la cyber-cultura hizo su primer aparición en los hogares del mundo en 1995. De repente todos sabían quién era Bill Gates, y la música electrónica aparecía de fondo en los comerciales de tv más absurdos y cualquiera que tuviera acceso a internet podía iniciar una revista digital por medio de los servicios gratuitos que ya existían. Y en la suburbia los niños dejaban de jugar a ser Maradona o Jorge Campos, para convertirse en el hombre más rico del mundo. -¿En quién?- -En Bill Gates,- contestaban los niños, -El que inventó Windows 95.- Entonces se creía que Bill Gates dominaría internet desde los desktops de Windows con su MicroSoft Network, pero si esto él no pudo lograrlo, es evidente que nadie puede. Pero entonces recuerdo que el Netscape Navigator lo inventaron unos estudiantes y lo llamaron Mosaic y que Yahoo (que es practicamente obsoleto) empezó como un simple catálogo de homepages y es hasta la fecha el buscador más importante. Esto nos demuestra que InterNet es un universo en expansión lleno de posibilidades creativas y económicas. ¿Pero qué es la cyber-cultura? ¿Algo parecido a poesía en www? Por supuesto que nada puede estar más alejado de la realidad. La cyber-cultura es un modelo dinámico e inestable que se basa en la libertad de expresión y sobre todo en buscar la expresión artística o social dentro de nuevos medios electrónicos. Pero dentro de la cyber-cultura no puede entrar un concierto de violín, a menos de que estos hagan una innovación o alguna aportación que vaya más allá de un simple netcast. Y sobre todo la cyber-cultura como todo lo que se relaciona con los medios que Marshall McLuhan llamara fríos e internet, siempre es inestable y está en constante desarrollo: no posee un nucleo centralizado y se reproduce desmedidamente. La cyber-cultura comienza a relacionarse con las diferentes culturas del planeta tomando distintas características, por ejemplo en Europa del este está muy relacionada con los conflictos armados, la expresión artística radical mediante nuevos medios y un estrecho intercambio cultural con otros pueblos.
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Mientras que en Europa occidental está tiende a continuar con las vertientes ya más definidas de la cultura contemporanea del moribundo siglo XX. En 1998 se llevó a cabo en Tijuana, el primer festival internacional de cyber-cultura en Latino-América bajo el nombre de Cinemátik 1.0, Douglas Rushkoff, autor de Cyberia, al referirse a este dijo: "Berlin tiene el Love Parade, Austria tiene Ars Electronica y ahora México tiene al festival Cinemátik." En este festival se plantearon muchas cuestiones, algunas de ellas tratan de los nativos de la red y sus emigrantes, de cómo esta cultura fue creada por una serie de mentes creativas en el peor de los casos inadaptadas a la sociedad, que buscaban en el globo, por medio del ciber-espacio mentes afines, y de cómo internet parece convertirse en un enorme centro comercial con millones de chat rooms que no hacen más que llenar de ruido e información innecesaria las computadoras del mundo, otras hablan del camino que esta cultura debe tomar en una sociedad que pese a nuestro esfuerzo más grande continúa sub-desarrollada y sobretodo reproduciendo en masa, los moldes de las empresas trasnacionales; de cómo la cyber-cultura (que en un principio nació fuera de la red) debe salir de las computadoras y formar parte de la vida diaria. También surgió el tema del hacktivismo que en nuestro país toma un importante sentido desde el momento mismo en que el sub-comandante Marcos hace del conflicto chiapaneco una guerra de medios que se pelea principalmente por internet; sobre el sonido electrónico que debe tomar el techno en Latino-América y otros tantos que iremos discutiendo con el paso del tiempo. Es un hecho que la cyber-cultura explora la intersección entre la cultura y la tecnología, y que esta no es necesariamente dentro de las computadoras. La vida en-linea no es ya una parte separada de la vida del individuo, y en muchos casos llega a ser su parte central. ¿Pero por qué todavía intentamos dividir nuestra vida en real y virtual? Si somos los mismos dentro y fuera del net, porque los ciberespacios por más fisicamente intangibles e infinitesimales son tan reales como el mundo físico. Es un mundo rápido, pero todavía podemos tomar un respiro para responder esta y otras preguntas, eso si nuestro teléfono celular y nuestro correo electrónico nos lo permiten por unos instantes. Porque después de todo, esto no es otra cosa que un mundo feliz. Por ahora.

Fran Ilich

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