- Introducción:
El hombre como proyecto dentro del proyecto se ha catapultado hacia el futuro con diferentes métodos, en cualquier caso, han surgido de sí mismo. El hombre nace como ensayo de hombre. Es el padre el artista del hijo, su creación más valiosa. Y es un ensayo, un boceto de si mismo porque es una obra sin marcha atrás, que se forja en la misma materia del sufrimiento diario, en la cotidianeidad del trato y la vida. Es una obra viva que toma las riendas y participa de sí mismo.
Nuestra época, sin embargo, sumida en la disgregación psíquica, imbuida en la anarquía del inconsciente agigantado, no plantea proyectos comunes de creación colectiva. No se trata de introducir estériles pautas de personalidad clónicas, sino fomentar la reflexión sobre la creación y manipulación de los otros a través de la propia existencia.
- Sensaciones:
Ante la infinidad de transformaciones, de mutaciones constantes de la realidad física, el interior organizado ha de adaptarse, reciclarse constantemente para que su permanencia emocional se perpetúe. La creación presenta así particularidades más sutiles que el de la mayoría de las experiencias. Pues solo se crea en base a una insatisfacción, a una vida en permanente estado de carencia. Por mucho que las creaciones se extiendan, se multipliquen y amplíen, la sed seguirá siempre insatisfecha.
La creatividad empieza, en cualquier caso, con la vivencia profunda de la realidad física, con la vivencia del cuerpo. El creador siente su cuerpo y por esa percepción oscura llega a asir mundos remotos, mundos que son al tiempo cotidianos. Experimenta que la realidad física es la única verdad, mientras que todo el proceso verbal, intelectivo, comunitario, se monta sobre el silencio de ese vacío.
La angustia primera al percibir el caos exterior no mengua, pero la constante manipulación de obras contribuirá a que las pautas mecánicas se muestren y se comprendan. El creador vive así la gran paradoja de tocar y no tocar la realidad. Y es que el individuo repele las concepciones que vienen a romper con el mundo establecido, es por ello que la soledad es tan necesaria, tan esencial para la creación a cualquier nivel, porque el creador está luchando contra sí mismo. La creación es una solución individualista de ayuda a los demás. El mismo creador se aparta de una vida social superficial. Intenta cultivar profundamente un entorno social reducido y fructífero.
Y es que la creación es extraña, posee relaciones ambiguas. Cuando se quiere estrechar la felicidad, esta se destruye.
Ya decía Wilhelm Müller “Ahora ya estoy muchas horas separado de cualquier lugar... pero aún oigo el susurro del tilo diciéndome: encontrarás sosiego bajo mi sombra.”
El creador es el que se entrega a fondo perdido a un ideal.
Crear, en este sentido, significa estar solo. No se trata de una soledad desprendida, de deshacerse, sino que se trata de una soledad de retener verdades útiles, aunque limitadas como lo es el hombre. El sujeto busca esas herramientas indispensables, esa escalera con que mirar por encima del muro. Es, eso sí, una soledad acompañada por testigos mudos que animan y aunque no estén presentes se sabe que existen.
- Pautas y estrategias:
De la praxis íntima del trabajo pueden aventurarse algunas pautas, algunas revelaciones básicas respecto a la mecánica de la creación.
Y es que crear es hacer universal lo pequeño. La obra creadora es la que mete en cada cosa todas las cosas, el universo en su totalidad.
El creador se instala con todos sus medios, conoce sus limites y establece sus propias reglas. Monta en un terreno confortable su castillo desde el que ataca con toda su capacidad, su personal objetivo. Construye y lleva consigo una fortaleza desde donde defiende su intimidad y en la que se refugia para trazar planes futuros. Y sin embargo no hay creativos auténticos que rindan culto a sus instrumentos, pues solo son eso, medios para alcanzar objetivos.
Un verdadero creador debe liberarse radicalmente de lo habitual y emerger, más allá de los demás hombres, en la absoluta soledad. De aquí también las similitudes con ciertas formas de trascendencia, cercanas a los conceptos de despertar y consciencia. Y es que se ha de intentar llegar a lo esencial sin dejarse seducir por lo accesorio.
Y sin embargo debemos cambiar de trampolín, de escalera, cambiarla de sitio, pues si no cambiamos las bases, no aportaremos ya, nada nuevo. Hay que replantearse desde el comienzo y no aceptar nada sin comprenderlo. La contradicción inherente a la naturaleza de cada objeto es fuente de verdad pues nuestra forma de asir la realidad se basa en la dualidad de los conceptos. La paradoja, en este sentido, es un lugar común del futuro.
Encontrado el motivo, el hombre ha de someterse pasivamente a la obra, a su fuerza, la que emana por condición natural de su propio descubrimiento.
Todo creador ha de volverse un poco niño. El retroceso cíclico a etapas psicológicas inmaduras es condición indispensable para la creación. Como también es esencial el inacabado de la obra artística, que encuentra su máxima expresión en los bocetos, idea primera que está antes de la creación y que la creación solo en parte realiza. Muchas veces es verdadero aquello que con la forma no concuerda, pues la intención que guía al artista no encuentra eco en la materia sorda.
Las excusas respecto a la esterilidad creadora pasan por la frustración y la culpa, pero no han de achacarse a las meras circunstancias cuando la realidad se encuentra en problemáticas más profundas.
Ensayos y apuntes sobre Economía, Audiovisuales, Política, Creatividad, Comunicación y Marketing.
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1 comentario :
De las definiciones de creatividad que más me han gustado:
“Ver todo lo que todos ven y pensar lo que nadie piensa”
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