Reseña del Artículo "Hacia la infonomía"

Reseña del artículo de mismo título, “Hacia la infonomía”, escrito por Alfons Cornellá y publicado en Infonomía.com La empresa es información, págs. 321-334, 2000.

El texto objeto de análisis presenta como eje central una única idea en torno a la cuál se desarrollan toda una serie de ideas subordinadas que la aclaran y complementan: la gestión inteligente de la información en las organizaciones y la formulación de un término específico que la institucionalice dentro de las ciencias de la información y la documentación, la infonomía.

Como ya hemos señalado, bajo esta idea subyacen toda una serie de ideas que complementan la principal y a partir de las cuáles el autor define el propio concepto de infonomía (e infonomista), su origen etimológico, su justificación, la justificación de su articulación en unos estudios universitarios específicos o los diferentes perfiles profesionales que generará (o ya genera). En este sentido, detallamos a continuación cuáles son esas ideas subordinadas que aparecen en este texto de Alfons Cornellá:

·       Importancia y justificación de la gestión eficiente (e inteligente) de la información en las organizaciones en una sociedad, la actual, denominada sociedad de la información, y caracterizada precisamente por la abundancia de información disponible.
·       Definición de infonomía desde el punto de vista etimológico como gestión inteligente de la información.
·       Propuesta de temas que la infonomía, como disciplina, debería tratar.
·       Nuevos perfiles profesionales del infonomista.

Todas estas ideas no se hallan ordenadas por orden jerárquico de importancia, si no siguiendo la misma secuencia presentada por el autor pues, unas y otras, resultan fundamentales para una amplia comprensión del concepto tratado: la infonomía.

Al margen de las ideas anteriores, todas en torno a una definición del término infonomía, subyacen otra ideas menos explícitas y que, sin carecer de importancia, podríamos calificar de secundarias. Entre ellas podemos destacar:
·       Los avances en tecnología de la información y comunicación han sido más rápidos que nuestra capacidad para absorber, manejar, valorar la información.
·       Desmitificación de internet al que define como “mero instrumento” para “un mejor uso de la información que presenta.
·       Necesidad de diseñar la información de manera más comprensible.

Por lo que respecta a la estructuración del texto, una primera lectura del mismo nos permite observar tres aspectos fundamentales desde el punto de vista formal:

1.     Brevedad y concisión.
2.     Estructuración clara y adecuada.
3.     Lenguaje preciso a la vez que comprensible.

La estructura formal del texto Hacia la infonomía responde al esquema clásico de introducción, cuerpo y conclusión. Siguiendo este esquema, podemos estructurar el artículo de Cornellá en tres partes diferenciadas, a saber:

·       Parte primera: introducción. Abarca desde el inicio del texto hasta el comienzo del primer epígrafe. En este apartado el autor justifica la decisión de su escrito y nos introduce en el origen del término infonomía a partir de un mensaje publicado en la revista Extra!-net en noviembre de 1997.
·       Parte segunda: cuerpo. Abarca los dos epígrafes siguientes titulados Pero, ¿qué es la infonomía? y El rol del profesional de la información respectivamente. En ellos el autor trata de la propia definición del concepto, su necesidad y de los temas que debería contener como disciplina, por un lado; y sobre los nuevos perfiles profesionales del infonomista por otro lado.
·       Parte tercera: conclusiones.

Vista la estructura formal, externa del texto pasemos ahora a otro aspecto esencial del mismo, el discurso. ¿Se trata de un discurso coherente, bien articulado en el que las ideas expresadas mantienen relación unas con otras a favor de un objetivo común? A mi parecer la respuesta es sencilla: si. Se trata de un texto breve, bien articulado y en torno a una única idea expresada a partir de diversas ideas secundarias, todas ellas perfectamente relacionadas entre si. Por ejemplo, la necesidad planteada de unos estudios reglados de infonomía aparece ampliamente respaldada a lo largo de todo el artículo en base a la necesidad de una gestión inteligente de la información; así, en la página 321 Al fons Cornellá señala que “… si la empresa es información, todos los que trabajan en ella son gestores de información (…) y cada uno de sus componentes dedicará una parte cada vez más importante de su jornada a crear, manejar o proyectar información” y más adelante apunta que “va a ser preciso que emerja una disciplina consagrada a desarrollar los conocimientos necesarios para mejorar la utilización inteligente de la información en las organizaciones”; y más adelante, en la página 329, apoya una vez mas la necesidad de unos estudios de infonomía: “…el mundo al que vamos es uno en el que todos seremos gestores de información.” Como podemos ver, la idea principal aparece justificada a lo largo de toda su exposición a la vez q sirve de punto de apoyo para otros aspectos como los nuevos perfiles profesionales de la información. No trata los aspectos de forma aislada, si no que los interrelaciona unos con otros, y los justifica. Su propia idea de designar la gestión de la información como infonomía es plenamente justificada ya desde el comienzo, a partir de una análisis etimológico del propio término y de su comparación etimológica con el concepto economía. Además, inicia su exposición apoyándose en otra fuente (un mensaje publicado en la revista digital Extra!Net), reforzando con ello sus propios argumentos.

Por lo tanto, interrelaciona eficazmente las ideas expuestas, emplea fuentes externas, utiliza un vocabulario adecuado a la vez que comprensible y una estructura formal clásica, clara y también adecuada. El resultado es un texto breve, conciso, comprensible y bien argumentado

Por lo que respecta al contenido, el eje central del texto es la formulación de un término adecuado que haga referencia a la gestión inteligente de la información, en este caso el término es infonomía. Para ello el autor parte de una consideración previa: “las organizaciones son información”. La sociedad de la información en la que nos hallamos inmersos se caracteriza fundamentalmente por el papel esencial de la información y su capacidad para transformar, o al menos modificar, aspectos económicos, empresariales, sociales, etcétera de nuestro día a día, provocando en definitiva un cambio radical en las actividades productivas hacia el sector terciario. La multiplicación de las fuentes ha traído consigo una cantidad ingente de información disponible que, debidamente tratada, constituye una ventaja para las organizaciones pues, teniendo la información adecuada se está en mejores condiciones para tomar decisiones acertadas. De ahí que el autor señale sin lugar a dudas que las organizaciones son información. Y de ahí también deriva la necesidad planteada de gestionar eficazmente la información. Estamos por tanto ante un planteamiento lógico, acertado y además, apoyado en la realidad.

Los gestores de información ya existen (el propio autor lo señala), pero dada la importancia actual de la información, y la previsiblemente mayor aún importancia futura que tendrá, se hace necesaria la existencia de profesionales exclusivamente dedicados a la gestión eficaz de la información, desde diversas perspectivas, y ello deriva en la necesidad de un término concreto que los defina, así como la reglamentación de una formación concreta en ello. El término es infonomía. La explicación etimológica corrobora tal decisión sin dejar lugar a dudas: si economía es, etimológicamente, la gestión de la casa (de los bienes), la infonomía no puede ser otra cosa que la gestión de la información, en el sentido, claro está, de gestión eficiente.

Junto a estas y otra ideas encontramos en la página 327 una nueva idea que llama poderosamente la atención: “diseñar información de manera que sea más comprensible será fundamental”. Es otro aspecto que acepta poco debate pues la comunicación perfecta es aquella que permite que el mensaje lanzado por el emisor sea asumido por el receptor de igual forma en que aquel lo concibió. Además, podemos afirmar que el propio autor hace alarde de esta premisa en la redacción de su texto, completo a la vez que fácilmente comprensible.

Por último, nos gustaría señalar otro aspecto que llama la atención en el escrito de Alfons Cornellá: la desmitificación de internet: “Ésta no es la era de Internet. Es la era de la gestión inteligente de la información. Internet es un mero instrumento … de presentar información.” La “era de internet” es una expresión muy utilizada a diario, tanto en ambientes coloquiales como en medios de comunicación (tradicionales o nuevos medios), pero lo cierto es que lo que realmente maneja internet es información, y que realmente estamos en la era de la información e internet es un medio para su presentación y difusión. Pensemos por un momento que ocurriría si un portal no gestiona eficazmente la información, no la actualiza, no la presenta de forma atractiva, ordenada, accesible o bien lo hace de tal modo que no sólo no facilita la navegabilidad, si no que la dificulta. Ese portal perdería visitas “a la velocidad de la luz” y el resultado inevitable sería su desaparición. También podríamos pensar qué ocurriría con grandes empresas como por ejemplo Apple, Samsung y muchísimas otras si no gestionasen bien la información, especialmente de todo cuánto ocurre en el seno de su ámbito de negocio, si no conociesen los últimos avances tecnológicos, las legislaciones de los países en los que operan u otros muchísimos aspectos. Por todo ello no podemos si no apoyar la idea de que realmente estamos en la era de la gestión inteligente de la información.
En conclusión, los planteamientos de Alfons Cornellá son acertados, actuales, adecuados y, aunque el debate siempre es una oportunidad de abrir nuevas perspectivas, la infonomía, tal y como él la ha planteado, es una necesidad ya imprescindible.

Tal y como hemos señalado en otros textos analizados, resulta fundamental, cuando no imprescindible, la lectura de textos como el que nos ocupa, no sólo por parte de quienes realizan los estudios de periodismo u otros relacionados, si no también por el público en general. La razón es sencilla: muchas de las acciones reflejadas las realizamos a diario sin detenernos a recapacitar sobre ellas; en este caso concreto, todos manejamos información, ya sea en el ámbito profesional o en el terreno personal y precisamente por ello, a todos nos interesa efectuar una gestión inteligente de la información que manejamos, tanto si lo hacemos para nuestros propio beneficio como si lo realizamos para terceros.

El presente artículo de Alfons Cornellá me ha aportado un punto de vista muy novedoso, la infonomía, y además nos ha permitido reflexionar acerca de la necesidad de gestionar eficazmente la información que manejamos, e incluso de que esa información sea elaborada y transmitida de forma más compresible, aspecto éste último que ronda el pensamiento de cualquier iniciado en el tema y que consideramos vital en la actual sociedad de la información en que nos encontramos inmersos para poder alcanzar a un público cada vez mayor.  

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