Twin Peaks, es una pequeña ciudad de EE UU
de 51.201 habitantes, situado en la frontera con Canadá. Una ciudad en el que
todo el mundo se conoce y donde nunca ocurre nada fuera de lo normal hasta que
un día aparece asesinada una de las chicas más populares, Laura Palmer. A raíz
de éste suceso el espectador será testigo junto con el agente Cooper de todos
los males que se esconden en Twin Peaks.
La serie televisiva Twin Peaks fue idea de David Lynch y su socio y amigo
Mark Frost, también guionista de televisión. Presentaron un episodio piloto a
la cadena ABC y después la serie fue emitida por primera vez en 1990 en EEUU
siendo un éxito desde el primer capítulo. Según ha dicho el director la idea de
hacer televisión le atrajo sobretodo por el hecho de poder alargar el relato
sin tener que finalizarlo en 2 horas como ocurre con las películas. Así,
terminaron por hacerse 29 episodios, en los cuales se da una división
argumentativa a partir del descubrimiento del asesino de Laura Palmer en el
capítulo 16. Debido a la revelación del nombre del asesino la serie perdió
audiencia, pero aún así vuelve a adquirir un interés hacia los últimos
episodios.
Hay que decir que muchos directores (Mark
Frost, Harley Peyton, Robert Engels, Diane Keaton, James Foley, etc)
contribuyeron a la realización de los capítulos de la serie. A David Lynch se
le atribuyen 6 de ellos más el piloto. De manera que cada uno lleva una
impronta personal en el estilo que a veces llega a ser realmente diferente
entre ellos, sin perder la perspectiva del serial.
Muchos elementos contribuyen a este éxito
televisivo, no sólo en EEUU sino en otros muchos países. El primer episodio es
clave; el descubrimiento del cadáver da pie a una perturbación en la vida de
Twin Peaks, la presentación de lugares y personajes provoca un halo de misterio
que embauca al espectador. Todos parecen esconder algo; ahora nos toca a
nosotros descubrir qué es lo que está ocurrendo en Twin Peaks.
Dentro de la complejidad que conlleva
cualquier pueblo o ciudad a nivel de comunidad y sus relaciones sociales, Twin Peaks es un acertadísimo panel de relaciones
tortuosas en todos los sentidos, desde la típica problemática entre padres e
hijos adolescentes, sexo entre jóvenes, odio, timos económicos y ocultaciones,
hasta inmersiones en niveles más recónditos y oscuros como puedan ser la mafia
(de drogas y del mundo de la prostitución), cuerpos estatales (FBI, el Ejército
norteamericano) y muchas otros aspectos que acaban complicando un entramado
rico y lleno de subtramas, donde nadie se salva. Por una parte, éste es uno de
los aciertos de la serie, pues la cantidad de personajes y subtramas
insospechadas entre ellos crece en cada episodio -pero hacia el final de la
serie puede acabar cansando y perder cierto interés por acumulación de
sorpresas-. Otro acierto típicamente lynchiano es la convivencia de los locos
con los cuerdos, o lo que es lo mismo, la ambivalencia entre lo siniestro y lo
normal.
La caracterización de los personajes, a
cada cual más insólito, se acentúa a medida que transcurren los episodios,
junto al logro de las escenas cotidianas, muy logradas a nivel de guión, con
diálogos de una ironía exquisita (que puede recordar a las películas de la
época dorada de Hollywood).
Muchos son los personajes que darán vida a
Twin Peaks. El principal es el agente del FBI Cooper, interpretado por un gran
Kyle MacLachlan. Llega a Twin Peaks como un extraño, con un traje negro,
gabardina y el pelo engominado en un sitio donde la camisa de cuadros es la
vestimenta más común. Le acompañará en todo momento la misteriosa Dianne, una
grabadora-diario a la que cuenta todo lo relacionado con el asesinato y con sus
sentimientos más íntimos. Pronto seducirá a muchos personajes y al espectador
con su humor elegante y con su adicción al café, los donuts y la tarta de
cerezas. Asimismo, destacan el efectivo sheriff Truman, quien sirve de fiel
escudero a Cooper y con quien acaba estrechando una gran complicidad, el
ayudante del sheriff Andy y la recepcionista Lucy, quienes soportan el mayor
peso de situaciones cómicas, la familia Horne (gran personaje el de Ben Horne y
sus histriónicas secuencias junto a su hermano), la sensualidad de su hija
Audrey (interpretada por Sherilyn Fenn), el padre de Laura Palmer (un gran Ray
Wise), Josie Packard, el Mayor y muchos otros secundarios que enriquecen las
subtramas, sin olvidar la presencia constante del bosque o la naturaleza, ya que en
cada episodio los planos de la cascada, el bosque o los búhos se intercalan
entre escenas más largas para dotar de una extraña presencia la fuerza cósmica
en la vida de los integrantes de Twin Peaks.
Presentación aparte merecen la de Laura
Palmer, personaje motriz de la serie, quien es la causa de la llegada del
agente Cooper y que por ende desencadena toda la perturbación en Twin Peaks, y
Bob, verdadero eje del mal en la ciudad, una extraña fuerza que no llegamos
nunca a comprender del todo.
Hay pocos personajes fallidos, pero hay
que reconocer que el personaje de James, algo así como el típico solitario con
moto y su relación existencial-amorosa, primero con Laura y luego con Donna,
llega a ser en muchos casos un tanto empalagosa -debilidad típica en Lynch-.
También ocurre lo mismo en la relación amorosa entre Cooper y Annie, encarnada
por Heather Graham, donde los límites del romanticismo más cargante –que además
rompe el ritmo de los episodios- llegan a su más alto extremo.
El argumento de la serie es subyugante.
Hay misterios que se quedarán sin resolver y otros más descabellados, si cabe,
surgirán sin previo aviso, provocando que en su conjunto hablemos de una serie
que parece no obedecer a ninguna lógica más que a la de Lynch. De una
resolución científica de un asesinato derivaremos a una serie de situaciones en
las que se verán inmersas fuerzas mayores, como la relación de uno de los personajes
con “seres de otro planeta”, personajes que vienen de mundos paralelos, como el
enano de la habitación roja o el gigante que se le aparece a Cooper en sueños,
mapas indescifrables, cuevas escondidas…
En cuanto a los escenarios, el bosque ya
hemos dicho que es un personaje más, resultan decisivos el hotel Grate
Northern, el Café RR, el local de Jack el Tuerto, etc. Podríamos decir que el
RR es el escenario de la normalidad mientras que el local de Jack el Tuerto
representa el lado más salvaje y oscuro, y por último, el Gran Hotel del Norte,
la ambivalencia entre el descanso tan ansiado por Cooper y los sueños y las
visiones tan características en Lynch. Hay otros escenarios como la serrería
Packard, la oficina de señor Horne, la oficina del Sheriff o el siniestro bar
nocturno, que ayudan a enriquecer la historia albergando otras tramas
secundarias.
El último episodio de la serie es sin duda
el más radical, tanto en el lenguaje como en el argumento. Cuando se ha seguido
la serie episodio por episodio y vemos este final, nadie puede quedar
indiferente. Se mezclan los sueños con los mundos paralelos anunciados
anteriormente y el grado de maldad y locura parecen cebarse en Twin Peaks sin
ningún tipo de piedad. Si habíamos intentado comprender qué es lo que ocurría
en esta ciudad extraña y esperábamos la resolución final con la esperanza de
comprender una lógica más o menos convencional, concluimos que la lógica de
Lynch obedece a leyes que se nos escapan
En cuanto al filme titulado Twin Peaks: Fire, Walk With Me, hay que decir que representa los últimos
siete días en la vida de Laura Palmer. David Lynch ha reconocido que quedó tan
cautivado por el personaje que quería verla viva y recrear sus vicisitudes en
una película. Sin embargo, el ansia o deseo de Lynch de “ver” a Laura antes de
morir provoca la pérdida de interés y misterio del personaje de Laura Palmer,
pues en la serie nos hacemos una imagen suya por las sugerencias y alusiones, y
si acabamos “viendo” en la vida real a ese personaje que tantas expectativas
había creado, corremos el riesgo de que el resultado no esté a la altura. Y no
es por falta de interés y calidad inherentes a la película, sino tal vez porque
el mayor atractivo de Laura Palmer reside en su muerte y por tanto,
“invisibilidad”.
Este enamoramiento de Lynch por Laura
propicia ciertas licencias en el filme que carecen de interés, como la
acumulación de ciertos personajes secundarios, no olvidemos que ya hemos visto
la serie anteriormente. Por otra parte, el prólogo de Fuego camina conmigo, tiene aspectos interesantes, como el
papel del agente Desmond, encarnado por Chris Isaak, o la investigación de
Teresa Banks, tan sólo soslayada en el serial. Pero por lo demás, algunas
secuencias, como la que encontramos en el interior del edificio del FBI en
Philadelphia parecen un tanto forzadas y conducen a la confusión. Y al final no
sabemos si la película añade aspectos de verdadero interés al serial.
El resto de la película, mantiene una
falta de equilibrio en el guión y en ciertos ritmos, pero es cierto que a
partir de la segunda parte el filme gana en intensidad, destacando la atractiva
escena rodada con un interesante juego de luces e hiperrealismo en la que Laura
está drogada junto a su amiga Donna y es sometida a juegos eróticos por parte de
Jack el Tuerto y sus amigos.
Hay todavía más logros, pues analizando la
película de manera independiente, resulta sin duda más experimental que la
mayor parte de filmes lynchianos, con grandes momentos visuales que describen
el lado más siniestro de la realidad, pero en general, resulta una película un
tanto fallida.
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