El hombre elefante es el segundo largometraje de David Lynch.
Se trata además de su primera gran producción con la que fue nominado nada
menos que a 8 Oscars. Entre otras cosas, se diferencia de sus anteriores films
en que en éste pretende contarnos una historia lineal, para colmo una historia
real, con una estructura narrativa clásica, con el apoyo de una música
melodramática que refuerza el drama en ciertas escenas. Pero lo sorprendente es
que la historia podría ser una invención del propio Lynch, dada su temática,
donde lo “raro” se mezcla con lo “normal”. Así que se puede decir que El hombre elefante pertenece al universo de Lynch y que
además consigue llegar a un gran público totalmente ajeno a ese universo.
Tan sólo la temática hace que la película
resulte atractiva. El guión se basa en la historia verídica de John Merrick, un
londinense que nación en 1853 y padeció la mayor deformidad conocida hasta
nuestros días. Su cráneo era enorme y amorfo al igual que sus brazos, cadera y
piernas. Su vida es triste a la vez que impresionante. Debido a esa enfermedad
fue rechazado por todo el mundo, su única alternativa fue la de trabajar para
un empresario de una feria en la que se exhibía para horrorizar a todo el que
quisiera ver a “El hombre elefante”. Finalmente encontró cobijo en el Hospital
de Londres donde un prestigioso cirujano se hizo cargo de él. A los 27 años
John murió debido a una fractura cervical mientras dormía. Su cabeza creció
tanto que su cuello no pudo aguantar el peso.
El guión centra el interés en la vida de
John en el Hospital. El que antes era un monstruo de feria resulta ser una
persona inteligente con mucha más educación que cualquier aristócrata inglés y
con una sensibilidad extrema. A pesar de ello, continuará encerrado en una
celda de hospital para evitar perturbar a la opinión pública con sus defectos
físicos. De esta forma Lynch plantea una tesis, y es el hecho de que ese
“monstruo” siempre será una excepción en la regla y por tanto estará condenado
a ser el centro de las miradas y piedades de todo el que le rodea. Lo
monstruoso no se encuentra en los defectos físicos sino que es inherente al ser
humano.
A pesar del clasicismo de la película y de
la supervisión continua del productor, David Lynch no dejará de introducir
ciertos elementos personales como las oníricas imágenes al principio de la
película de la madre del protagonista siendo perseguida por un elefante. La
acertada fotografía en blanco y negro de la película ayuda a crear un ambiente
oscuro y tenebroso provocando sensación de suciedad y sordidez que también
contribuye a esa sensación onírica, retratando un Londres industrial y
siniestro, sobre todo reflejado en las escenas de la feria ambulante.
El hombre elefante es, al igual que Dune, una película de encargo, pero, a diferencia de ésta
la encontramos magistralmente realizada, demostrando que Lynch no solo es un
autor personal que sabe expresar sus obsesiones sino que controla todos los
aspectos cinematográficos hasta tal punto de provocarnos sentimientos extremos.
Asimismo demostró una gran habilidad sobretodo en la dirección de actores, pero
también en la dirección en general de un proyecto de esa envergadura. El uso
del melodrama en ciertas escenas clave será un leit motiv de aquí en adelante
en su carrera cinematográfica.
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