Entrevista a Rodrigo Fresán

Deriva ha entrevistado al escritor Rodrigo Fresán con motivo del Monográfico dedicado al escritor argentino.
Deriva: Es conocido tu interés por la música (uno de cuyos testimonios es la colaboración en la revista Rockdelux). ¿Hasta qué punto influye -incluso en un sentido estructural- en el Rodrigo escritor el Rodrigo amante de la música?
R. F.: La música obviamente me interesa muchísimo, pero a la hora de escribir no hago muchos distingos entre música y libros. Me interesan sobre todo los escritores que hay en la música, los que trabajan allí adentro a partir de la palabra, los que narran cantando. Más los "songwriters" que las bandas. Bob Dylan, Leonard Cohen, Robyn Hitchcock, Warren Zevon, Micah P. Hison, Lloyd Cole... contadores de historias. El aspecto musical es secundario, si bien hay ciertos momentos musicales que considero que me marcaron muchísimo, por ejemplo, "A Day in the Life", de los Beatles. No hay texto mío que no intente emular la atmósfera entre crepuscular y apocalíptica de esta canción. A veces tengo la impresión de que escribo como los Beatles, agregando pistas y texturas sobre una estructura básica. En este sentido tal vez me haya influido más George Martín, el productor de los Beatles, que los mismos Beatles. También yo me siento influido por cierta actitud serpenteante y sónica del verso dylaniano. “Visions of Johanna” es otro de mis tótems. De cualquier manera, la referencia a la música en la literatura, lo musical como parte del paisaje, no es un asunto novedoso, es algo que ya está en Fitzgerald, Cortázar o en Kerouac. La música como "soundtrack" del cuento o de la novela.

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Una toma de temperatura a bote pronto de la literatura española.
R: No tengo nada que decir de la literatura española, como tampoco puedo decir nada de la literatura argentina o norteamericana. No creo en literaturas nacionales sino en escritores cuyo lugar de nacimiento es, para mí, algo completamente accesorio. Puedo mencionar al respecto a autores españoles que me interesan: Eduardo Mendoza, Juan Marsé, Antonio Orejudo, Javier Cercas, Enrique Vila-Matas, Javier Calvo y seguro que me olvido de más de uno... En realidad, yo siempre prefiero hablar de títulos más que de autores. O de personajes antes que de personas. Pero, volviendo al panorama local, lo cierto es que con ellos nunca tengo noción de leer "autores españoles", como tampoco la tengo -ante Anna Karenina, por ejemplo- de estar leyendo a un autor ruso.
A propósito de tu atención por la literatura norteamericana... Alguien dijo que en Europa había campo mientras que en América (del norte y del sur) había naturaleza. ¿Crees que eso influye en una mayor apertura de miras de la literatura americana (del norte y del sur)?
La gran ventaja que tuvo la literatura norteamericana es la posibilidad en un momento dado de empezar desde cero, la obligación de crear todo un universo. En estas primeras obras de Melville o Twain o Hawthorne estaba el germen de lo que esta literatura daría de sí: el puritanismo, el problema sexual, la "Road novel" o la "River novel", la pulsión metafísica y metaficcional. Puede agregarse a Henry James como el norteamericano que se va al extranjero (otro de los grandes motivos). Todos ellos funcionan, me parece, como sucesivos Big Bangs de lo que vendría después. En términos generales te vuelvo a contestar un poco lo que en la anterior respuesta. En algún momento me pudo interesar durante mi infancia y adolescencia –mucho, hasta el deslumbramiento, sigue siendo así-- la lectura de Matadero 5de Vonnegut como ejemplo de narración atomizada, pero sin pensar que era norteamericano; del mismo modo que también me interesan los mecanismo narrativo de la serie de televisión "The Twilight Zone". Se me tiende a asociar inmediatamente como fan de la literatura norteamericana, y aunque realmente sea la zona en las que más me he especializado -en muchos casos por imposición periodística-, no es ni remotamente lo único que me interesa. Ciertamente nací en Argentina y algo característico de los escritores argentinos (como ocurre en Cortázar, en Borges, en Bioy Casares, o hasta en Domingo Faustino Sarmiento) es la mirada hacia afuera en lugar de hacia adentro.
Borges decía que todo gran escritor es el que crea a sus precursores. ¿A quiénes pondrías tú en esa lista?
No me atrevo a asumir las palabras de Borges. Para afirmar algo así, pienso que primero hay que ser Borges, ¿no? Pero puedo hablar de algunos escritores indispensables y sin los cuales, caso de no haberlos leído, probablemente yo no sería el escritor que soy. Empezando por Borges, al que tuve la suerte de leer como un escritor estrictamente fantástico a los doce años. Desde entonces lo he releído poco, para no alterar esa especie de potencia iniciática que me inculcó en un principio. Me gusta pensar que yo leí a Borges con los mismos modales que Borges leyó a Stevenson: como a una aventura. Otros autores serían Kurt Vonnegut, John Cheever, junto a Marcel Proust, Denis Johnson, Herman Melville, Rick Moody, Philip K. Dick, John Banville, Vladimr Nabokov, J. G. Ballard, J. D. Salinger, León Tolstoi, Thomas Pynchon... La lista es enorme. Yo siempre recito la misma frase: la biblioteca es la patria de un escritor. Hay gente que siente que la patria está en el suelo que pisa, yo la ubico en la pared, en la pared donde clavo los estantes de mi biblioteca.
Literatura vs. imagen o Literatura & imagen... ¿Se considera en este sentido Rodrigo Fresán un apocalíptico o un integrado? ¿Existe una tercera vía?
R: Creo que leer consiste en algo más que decodificar veinte y pico de signos. Es preciso decodificar también imágenes. Literatura e imagen están ligadas desde el principio; y el escritor es precisamente el que consigue eso. Resulta un proceso bastante extraño, bastante milagroso e incomprensible que ese conjunto de manchitas negras sobre la página genere imágenes tanto o más vívidas que las que nos rodean. Es un proceso extraño y complejísimo y, hasta donde sé, bastante inexplicable. Si lo llevamos al territorio de lo que es estrictamente el cine, o lo visual, dejando aparte "Dimensión desconocida", Stanley Kubrick es una de mis máximas referencias a nivel estructural. Pienso en 2001, Una Odisea del Espacio como modelo a la hora de cómo presentar un relato. Del mismo modo que de la portada de "Sgt. Peppers" sale muchísimo de mi manía referencial, de incorporar personas y personajes en un relato. Pero prefiero no aproximarme a estas cuestiones desde un punto de vista teórico. Siempre pienso que hay dos maneras de acercarse a la literatura, al igual que como ocurre ante un espectáculo de magia: están los que quieren descubrir el truco; y están los otros, entre los cuales me incluyo, que prefieren disfrutar simplemente del truco. Ser ilusionados por el ilusionista.
Tu literatura no es, ni mucho menos, una literatura convencional. Ya desdeHistoria argentina la heterogeneidad se extiende por todas tus obras,sobre todo en cuanto a la mezcla de géneros y subgéneros. ¿Es esto un signo de posmodernismo, o simplemente se trata de intentar hacer algo nuevo? ¿Es la única vía posible hoy día?
No conozco a nadie que me haya sabido definir todavía qué es posmodernismo. Me parece un rótulo demasiado cómodo y funcionalmente impreciso. No me siento bien ahí adentro, la verdad. Te vuelvo a decir lo de antes, no pienso en términos teóricos. Hay historias que necesitan ciertos requerimientos y personajes que requieren de ciertas maniobras para poder moverse. En lo que respecta a un estilo que pueda decirse mío, yo siempre pensé en el estilo no es más que la sedimentación de lo que uno sabe hacer más o menos bien y a lo que uno posiblemente llegó intentando hacer una cosa completamente diferente. Lo que se entiende por estilo quizás no sea más que una especie de imagen en espejo o imagen negativa de lo que uno quiso hacer y que habita en otra dimensión. Algo así. Cuando la gente habla de lo felliniano, o de lo kafkiano... bueno, probablemente lo único que hacían estos autores era contar las cosas tal y como las veían ellos. No creo que hubiera en ellos un trabajo sobre la alteración de la realidad sino que intentaban ser estrictatemente realistas entendiendo a su idea de la realidad como la más “real” de todas. En ese sentido, yo me considero un escritor absolutamente realista. Lo mismo que Burroughs o Philip K. Dick o Thomas Pynchon, quienes me parecen casos de escritores absolutamente realistas a su manera.
El tiempo y la reflexión "proustiana" azotan algunas novelas como Mantrao Jardines de Kensington, aunque de una manera muy novedosa. ¿Es toda escritura una búsqueda del "tiempo perdido"?
Yo creo que escribiendo se gana tiempo, al igual que leyendo. Se ganan posibilidades, experiencias y alternativas que de otro modo serían inaccesibles. En ese sentido me considero mucho más un lector que escribe que un escritor que lee. Puedo hablar con muchísimo más entusiasmo sobre la lectura que sobre la escritura, aunque entiendo que son partes de una misma cosa. Uno “lee” en su mente y recién después lo pone por escrito para volver a leerlo. Seguramente la escritura es un constante movimiento de autodescubrimiento y de investigación subconsciente. Nunca me psicoanalicé... Probablemente a través de la escritura uno va accediendo a capas profundas, para bien o para mal.
Siempre ha habido mezcla de personajes históricos y ficción, pero últimamente destacan obras de escritores contemporáneos como Rodrigo Fresán, Roberto Bolaño, Enrique Vila-Matas, Javier Cercas y otros. ¿Es una nueva vía en la literatura hispana?
No lo creo. Se ha hecho siempre. Eso aparece tanto en Víctor Hugo o Alejandro Dumas, como en Charles Dickens, Marcel Proust o en Henry James. La ficción va tomada siempre de la mano de la no ficción. No me parece un asunto novedoso.
¿Cómo ves la literatura del futuro?
Me parece que lo bueno que tiene la literatura es que no tiene por qué evolucionar. Igual que los libros como objeto no tienen por qué cambiar. Los libros y la literatura son como la rueda y el viaje. Se trata de una de las primeras actitudes, el impulso de contar historias alrededor del fuego. No tiene por qué cambiar ni modernizarse. De hecho, si ocurre una crisis energética como la que anuncian, probablemente el libro tome más vigencia que nunca. El libro como artefacto "unplugged". El libro que, por otra parte, siempre fue una máquina de realidad virtual con la que se interactúa.
¿Cuál es el plan de trabajo al escribir, cómo el desarrollo de una novela?

Siempre digo que una de las obras maestras de la literatura del siglo XX, entendiendo a la literatura como ficción pura, serían todas las entrevistas de la revista "The Paris Review" puestas una al lado de la otra. Me encanta leerlas para vislumbrar por el ojo de la cerradura métodos de escritores que admiro, pero que no tengo por qué creerlas hasta la última letra. Soy un convencido de que toda teoría acerca de la construcción de un determinado libro es algo que se elabora casi siempre a posteriori. Uno escribe desde la incertidumbre y eso es lo que te permite avanzar, lo que divierte e intriga, lo que te convierte en una especie de súper-lector o lector mutante. De lo contrario, de tenerlo todo claro desde el principio, probablemente ni siquiera haría falta escribir el libro. En lo que a mí respecta, cada uno de mis libros me ha propuesto regímenes y sistemas diferentes. La escritura de Vidas de santos, por ejemplo, fue absolutamente nocturna, La velocidad de las cosastardé cuatro años en escribirlo, Esperanto lo escribí en una semana, Mantrafue un encargo, Jardines de Kensington no estaba en absoluto en mis planes y surge a partir de ver un fragmento de un documental por televisión. En ese sentido intento sistematizarme lo menos posible porque toda sistematización probablemente eliminaría buena parte de la gracia.

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