Seguro que en más de una ocasión has escuchado en televisión eso de la escala Richter cuando se ha producido un terremoto en cualquier parte del mundo pero, ¿qué es exactamente la escala Richter y cómo funciona?
La escala Richter debe su nombre al sismólogo estadounidense Charles Francis Richter (1900-1985) quien la desarrolló junto a Beno Gutemberg, también sismólogo pero en este caso de nacionalidad alemana, en el año 1935, para medir los temblores que tenían lugar en el sur de California.
A grandes rasgos, un terremoto consiste en la brusca liberación de energía acumulada. La corteza terrestre está compuesta por una serie de placas, llamadas tectónicas, en continuo e imperceptible movimiento desde el inicio de los tiempos. Cuando dos de estas placas chocan entre sí, una se superpone a la otra generando el relieve que estamos acostumbrados a ver (montañas, cordilleras, mesetas, etc.) sin embargo en ocasiones, ambas mantienen el "pulso" generando una fuerte energía que se va acumulando hasta que una de las placas vence, rompe a la otra, y libera toda esa energía acumulada. Esto es lo que conocemos como un terremoto.
La escala Richter, también conocida como escala de magnitud local, es una escala logarítmica arbitraria encargada de medir precisamente dicha energía. En base a ello, clasifica los terremotos en intensidades entre 2,0 y 6,9 y profundidades de 0 a 400 kilómetros por lo que, cuando escuchamos "terremoto superior a 7 grados en la escala Richter", en realidad se está cometiendo un error dado que los temblores superiores a 6,9 grados se miden por la escala sismológica de magnitud de momento.
Para llevar a cabo estas mediciones se emplea un instrumento llamada "sismógrafo" que se colocar en zonas de frecuente actividad sísmica y que puede ser horizontal, vertical o astático. Este sismógrafo se coloca en zonas o puntos de intensa actividad sísmica para registrar los movimientos que se producen.
Los sismógrafos actuales son de tipo electromagnético y almacenan los datos registrados en cintas electromagnéticas que posteriormente son recogidas, digitalizadas y analizadas con la ayuda de ordenadores y programas informáticos especializados.
Gracias a los sismógrafos es posible elaborar "mapas sismológicos". Comparando los resultados obtenidos entre diversos sismógrados colocados en áreas diferentes se pueden trazar líneas que unen punto de una intensidad sísmica similar.
La escala Richter, también conocida como escala de magnitud local, es una escala logarítmica arbitraria encargada de medir precisamente dicha energía. En base a ello, clasifica los terremotos en intensidades entre 2,0 y 6,9 y profundidades de 0 a 400 kilómetros por lo que, cuando escuchamos "terremoto superior a 7 grados en la escala Richter", en realidad se está cometiendo un error dado que los temblores superiores a 6,9 grados se miden por la escala sismológica de magnitud de momento.
Para llevar a cabo estas mediciones se emplea un instrumento llamada "sismógrafo" que se colocar en zonas de frecuente actividad sísmica y que puede ser horizontal, vertical o astático. Este sismógrafo se coloca en zonas o puntos de intensa actividad sísmica para registrar los movimientos que se producen.
Los sismógrafos actuales son de tipo electromagnético y almacenan los datos registrados en cintas electromagnéticas que posteriormente son recogidas, digitalizadas y analizadas con la ayuda de ordenadores y programas informáticos especializados.
Gracias a los sismógrafos es posible elaborar "mapas sismológicos". Comparando los resultados obtenidos entre diversos sismógrados colocados en áreas diferentes se pueden trazar líneas que unen punto de una intensidad sísmica similar.
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