LA CAPITAL ARGENTINA VIVE TIEMPOS DE CAMBIO. A FAVOR
DE UNA ECONOMÍA QUE CRECE, EL ARTE, LA MÚSICA, LA MODA, EL TEATRO, LA
ARQUITECTURA, LAS LETRAS MUDAN DE PIEL, REVISTIENDO DE MODERNIDAD LOS BARRIOS Y
LAS COSTUMBRES.
Buenos
Aires se mueve. Por una vez, Argentina viaja en dirección contrar
ia a una
crisis que afecta a otras latitudes, la economía crece a contramano, y la
capital del país aprovecha para sacudirse las telarañas de tantos años de
penuria y asomarse, tarde pero con inusitada fuerza, al siglo XXI.
Pero que se mueva no significa que sus históricos centros de atracción –la calle Corrientes, el Obelisco, la Plaza de Mayo, Caminito, la Recoleta y la Avenida Santa Fe– hayan dejado de brillar. Tampoco que los tradicionales reductos nocturnos, como Las Cañitas o la Costanera Norte, hayan sido abandonados. No hablamos de un tsunami que se lleva por delante todo lo establecido, sino de una ebullición interna que hace brotar nuevas ideas, nuevos barrios, nuevos hábitos. Y desvía la brújula hacia rumbos hasta ahora desconocidos… en todos los sentidos.
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