Luis Vallejo ve poesía entre las ramas de los árboles y las moldea hasta conseguir el verso perfecto. Paisajista de éxito, puede presumir de haber diseñado los jardines de un hotel de lujo en Marrakech o el Jardín Botánico de Omán, pero su gran pasión siguen siendo, desde niño, los bonsáis. Entre su colección, una de las más importantes fuera de Japón, conserva la zelkova que García Márquez compró en Tokio, tras entrevistar a Kurosawa, para regalársela a Felipe González.
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