CUANDO HABLA, EL MERCADO SE DETIENE Y ESCUCHA. SU INMENSA FORTUNA Y SU VASTA LISTA DE COMPRAS EXITOSAS LO AVALAN. PERO TAMBIÉN LAS GENEROSAS DONACIONES A LA FUNDACIÓN BILL Y MELINDA GATES Y SU APOYO A BARACK OBAMA. EL CATEDRÁTICO SANTIAGO CARBÓ Y EL ECONOMISTA JOSÉ CARLOS DÍEZ DIBUJAN SU FIGURA.
Mis amigos y yo hemos sido mimados durante mucho tiempo por un Congreso amigo de los multimillonarios. Es momento de que nuestro Gobierno se ponga serio sobre el sacrificio compartido (…). Mientras las clases baja y media luchan por nosotros en Afganistán y mientras la mayoría de los estadounidenses pelea por llegar a fin de mes, nosotros, los megarricos, continuamos obteniendo ventajas fiscales”.
Así, a través de un artículo de opinión publicado en las prestigiosas páginas de The New York Times, el tercer hombre más rico del mundo (su fortuna está calculada en alrededor de 50.000 millones de dólares, solo superada por las de Carlos Slim y Bill Gates) pedía un impuesto sobre las grandes fortunas para ayudar a Estados Unidos a salir de la mayor crisis acaecida en los últimos 80 años. Estos comentarios tardaron menos de media décima de segundo en propagarse por todo el mundo y generaron una cadena de opiniones a favor y en contra por parte de Gobiernos y de otros megarricos del orbe entero. Un debate especialmente intenso en Alemania, Francia o Italia. En España, produjo una agria discusión sobre el impuesto a las grandes fortunas, que se saldó con la recuperación parcial, más simbólica que otra cosa, del impuesto sobre el Patrimonio.
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