El investigador japonés Masaru Emoto acaba de ofrecer una conferencia en el auditorio de la National Geographic Store de Madrid, un centro donde llevan varios meses celebrándose interesantes encuentros con destacados representantes de la aventura, el deporte, el viaje y la ciencia. Emoto presentó durante su ponencia algunos resultados de sus investigaciones sobre el agua. “Hace dieciocho años comencé a recoger y analizar muestras de agua recogidas en diferentes puntos del planeta”.
E.P: ¿Qué le movió a comenzar esta investigación?
Masaru Emoto: Anteriormente me había dedicado a la curación a través del agua, como
un tipo de homeopatía donde sólo utilizaba el agua. Y llegamos a curar
enfermedades graves, como el cáncer. Tenía mis dudas sobre este proyecto, pero
la comunidad científica y universitaria nunca estuvo muy de acuerdo, y quise
darles una prueba palpable de mis teorías sobre el agua. ¿Y qué mejor prueba
que una fotografía?. Lo que yo buscaba era una manera de lograr la paz
universal.
E.P: ¿De qué modo sus trabajos ayudan a este fin?
M.E: Concienciar al mundo de que algo tan importante para el ser humano el
agua, de la que se compone en gran medida nuestro cuerpo, es también un reflejo
sensible a lo que hacemos con ella o cómo la tratamos, me parece una vía tan
básica como importante.
E:P:¿Cómo se desarrolla su proceso de investigación?
M.E: En primer lugar, tomo las muestras de agua de diversos orígenes.
Después, congelo cantidades muy pequeñas. Entonces en una cámara a muy
baja temperatura (yo no entro nunca, jajaja, lo hace un ayudante mío, un joven
químico al que me costó mucho convencer, porque no le habían enseñado nada
parecido en la universidad) con una máquina adherida a microscopios muy
potentes, fotografiamos los cristales formados en esa congelación.
E.P. ¿Cuáles son los resultados?
M. E: Están publicados en mi libro “Mensajes del Agua”, que ha vendido
muchísimos ejemplares en todo el mundo, y cuya edición infantil he regalado
también por todo el mundo algo que decidí cuando nació mi nieto. Quería un
mundo mejor para él y pensé que era buena idea distribuir gratuitamente el libro
entre el mayor número posible de niños.
En esas imágenes se ve
que, cuando el agua está cerca de la naturaleza, presenta cristales exagonales
de gran belleza, como su fueran joyas o piedras preciosas. Pero también que el
agua del grifo de una gran ciudad, salvo el caso de Viena, normalmente no llega
a formar sino una especie de círculos feos y como de aceite.
E.P: ¿Hay aguas duras y blandas, como ha asegurado en su conferencia?
M.E: Sí, el agua alemana es dura, y eso también ha influído en el carácter
de ese pueblo. Pero Japón y España son países con aguas blandas, y la
personalidad de sus poblaciones es suave y alegre.
E.P: ¿Cree que el agua también siente, o sólo refleja?
M.E: Se puede decir que el agua es un reflejo. El agua responde a cómo es
tratada por el ser humano. Ademas, si pasa por una ciudad industrial no es lo
mismo que si se recoge en una zona más limpia o en un manantial de montaña. El
agua del Lago Maggiore, en Suiza, produce cristales bellísimos.
E.P: ¿En qué proyectos está volcado en la actualidad?
M.E: En Japón hemos tenido ese enorme problema de la contaminación, y
ahora estoy analizando muchas muestras de agua para llevar esperanza a la
sociedad de mi país, para demostrarles que no toda el agua está contaminada.
E.P: ¿Mejor botella de plástico o botella de cristal?
M.E: El plástico es un enorme problema para la Humanidad. No se deberían
producir tantos envases procedentes del petróleo. Siempre es mejor el cristal.
E.P: Para concluir, ¿hay manera de purificar un agua previamente ensuciada?
M.E: En ocasiones, dejándola en reposo y gracias a las vibraciones que
producen algunas piedras se purifica un tanto, y se nota que después, en
nuestro experimento, ese agua produce cristales muy bellos. Otras veces no se
arreglan…
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