El Mogote, una aventura por tierra y aire

Subir al Mogote es una experiencia en sí misma, da igual el modo, el camino o el tiempo que tardes en coronar su cumbre. Simplemente llegar, asomarse desde lo alto y contemplar de frente el paisaje que nos ofrece la Sierra de Grazalema, con el pantano de Zahara de la Sierra como una mancha azul, y ahí a nuestros pies, un puñado de casas que se han desparramado ladera abajo. Es Algodonales, un pueblo unido a una montaña, una montaña que está mirando a un pueblo.

Hay mil formas de subir, tantas como medios de transporte podamos imaginar. Pero hoy vamos a optar por las dos ruedas. Como no podía ser de otra forma, en bicicleta de montaña, también conocida por los más políglotas como Mountain Bike. Y como el camino que tenemos por delante es harto complicado, y no menos impresionante, mejor ir bien acompañado.

Nos unimos a una treintena de ciclistas llegados desde el otro extremo de la provincia de Cádiz. Vienen de Puerto Real, a través de la Vía Verde de la Sierra de Cádiz. "Hemos empezado la ruta por Puerto Serrano hasta Coripe, después hemos cogido la carretera hasta La Muela, y rumbo al Mogote", indica Emilio Bravo a Campechanos, uno de los cabecillas de este grupo de locos de la bici. Son algo más de tres horas hasta coronar la Pista de Levante. Aún no son las 11.30 am cuando el primer pelotón llega hasta la meta propuesta, a 1049 metros de altura. Buena hora para llegar y contemplar el paisaje que tenemos delante.

Poco a poco aparece el resto de la expedición, un puñado de biker aventureros de Open BTT, Ramoneros, Club Ciclista Puerto Real, UCPR. Los hay de todas las edades, alguno incluso ya ha superado las seis décadas, y es capaz de seguir el pedaleo de los más jóvenes. Están en forma. Lo suyo es la bici, y una vez al año, tienen una cita con esta montaña gaditana.

Para algunos lo mejor ha sido el paisaje, para otros la subida por la cara Oeste, con un desnivel positivo que roza el 20 por ciento. Y para otros, lo mejor está en la llegada, cuando encuentran a otros locos del deporte y asiduos al Mogote. Son los "voleteros", como los llaman los algodonaleños, los apasionados del vuelo libre, los amantes del parapente y el ala-delta. Porque Algodonales es un paraíso para volar. Y hoy lo vamos a hacer por la pista de despegue de Levante. El viento invita a volar, incluso a probar por primera vez, como comprobamos de la mano de Zero Gravity y Ganter Fly.

Es impresionante. En la inmensidad del azul, varios pájaros de colores se elevan y se sostienen en el aire. El viento marcará el lugar de aterrizaje. Puede que nos lleve hasta Ronda, Olvera, Granada… habrá que estar pendiente de las corrientes. Mientras tanto, a disfrutar de las vistas, de la sensación de ingravidez, del vuelo a lo lejos de los buitres leonados y de una montaña que nos da la bienvenida y nos lanza al vacío.

La vuelta, pues cogemos otra vez la bici, que ahora es cuesta abajo. Cuidado, mejor no confiarse. Pero si quieren, también puede descender por la cañada, entre los pinos, y marchar directamente hasta Algodonales por un pequeño sendero. Es otra forma de conocer el Mogote, a pie, y pararse a contemplar los secretos que esconde esta enorme roca, que descansa tranquila y vive de emociones. Y tú, ¿a qué esperas para subir?


Artículo recuperado de la web Campechanos.

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