Su reseña
histórica es realmente amplia estando presente de forma decisiva desde los
éxitos militares de Aníbal el Cartaginés hasta la visión de Ricardo J.
Hernández y Javier Cordero en la bella obra escrita “Velázquez: Un logístico en
la corte de Felipe IV”.
El letargo
Tras la
Segunda Guerra Mundial, las compañías estaban mucho más preocupadas por la fase
de producción de tal forma que las funciones de aprovisionamiento, producción,
almacenaje, distribución física y transporte estaban integradas dentro de las
organizaciones como unidades funcionales que, como tales, presentaban objetivos
distintos.
Es la fase
de letargo que, en la gráfica adjunta, evidencia la inexistencia de comunicación
entre las distintas funciones de una empresa.
Las
ineficiencias y sobrecostes derivados de este tipo de organización en la
gestión de productos y/o servicios desembocaba, lógicamente, en situaciones que
bien podríamos calificar como absurdas tales como un aprovisionamiento de
material muy por encima de las necesidades a cambio de descuentos sin
considerar los sobrecostes de almacenaje que esto podía suponer o que las
características técnicas de los materiales adquiridos no respondiesen a lo
requerido por los sistemas productivos.
Lejos de lo
que se pueda pensar, estas situaciones aún se dan en la actualidad, incluso en
compañías de gran proyección y envergadura.
La coordinación
La fase de
coordinación constituyó el intento por solventar las absurdas situaciones mencionadas
en la fase anterior. Así, con el objetivo de minimizar las ineficiencias, se optó
por coordinar entre sí cada una de las unidades funcionales de la organización.
Sin embargo, coordinar los objetivos individuales de distintas áreas funcionales
en el seno del conjunto de la compañía, no resulta posible en la práctica sin
una estructura específica, concebida como un todo, que vele por los intereses
globales de la compañía y que evite los problemas de stocks, obsolescencia y
mal servicio al cliente. Fue por ello por lo que se impulsó el concepto de
“logística integral”.
La logística Integral
La Logística
Integral consiste en la creación de una estructura jerárquica dentro de la
compañía que comprende todas las fases de la cadena de suministro, desde el aprovisionamiento
hasta la distribución de los productos o servicios, previa planificación de
plazos y costes para cada cada unidad funcional.
Se trata de una perspectiva
integradora que condiciona el rendimiento de cada uno de los eslabones de la
cadena de suministro a las necesidades de los clientes y su safisfacción.
Con el fin
de lograr este objetivo, el departamento de logística de la compañía ostenta el
pleno poder ejecutivo para presupuestar plazos y costes a cada una de las unidades funcionales puesto
que es quien posee la visión de conjunto tanto de los requerimientos del
cliente como de los procesos internos.
Condiciones
indispensables para la efectiva y eficaz implementación de esta perspectiva de
gestión se hace necesaria tanto la gestión por procesos como el desarrollo del
concepto de cliente interno.
Desde una
mirada teórica, además, su puesta en marcha resulta tan sencilla como lógica.
Una vez que integrada
la logística interna en el seno de las organizaciones, las mejoras en el
servicio al cliente y, por lo tanto, el incremento de los beneficios económicos
se hacen notar. Y de ahí se produce el salto al cuarto nivel.
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