Ars Electrónica, unos premios discutibles

En junio, el Ars Electronica Center, un museo dedicado al arte contemporáneo multimedia, situado en Linz (Austria) ofreció el Premio Ars Electronica 98. Estos premios son duda los más preciados dentro del mundo del arte y la cibercultura en general. De hecho, son como el equivalente al Nobel en el mundo del multimedia, al menos a nivel de prestigio, pues la cantidad de dinero, en el caso de los Ars Electronica, es mucho menor. Al igual que los Nobel, seguro que oiréis a muchos autores echando pestes acerca de la comercialización alrededor del premio, de la magia que genera, etc. Pero si un año ese mismo artista gana un Ars Electronica, sus quejas se transmutarán de repente en alabanzas. 
ars electronica


Los Ars Electronica se dividen en varias categorías: animación por ordenador y efectos visuales, música por ordenador, net.art, arte interactivo (la versión electrónica de las instalaciones de los sesenta) y una nueva categoría añadida este año: la computación "estilo libre". Han recibido el premio Ars Electronica músicos de vanguardia como Karl Heinz Stockhausen, pero también estrellas del pop como Ryuichi Sakamoto o Peter Gabriel. También ha recibido honores excelentes net.artistas como Jodi o E-toy, visionarios como Timothy Leary, también productos útiles, como la base de datos musicales Ringo, y los creadores de los efectos especiales de películas como Jurassic Park, Terminator II o Toy Story. 
Así pues, vemos como el festival intenta mantener un delicado equilibrio entre la cultura popular y el arte "serio"; ejercicio bastante complejo y que no siempre se consigue. En mi opinión este año, las decisiones de los diversos jurados han sido bastante flojos. 
Así, hemos tenido la desagradable sorpresa de ver como compartáian el premio de honor de la animación por ordenador y efectos visuales (el Nica de Oro) "The Sitter" de Liang-Yuan Wang, una divertida incursión de la animación por ordenador acerca de la relación entre el ser humano y la tecnología, con nada más y nada menos que Titanic. Sí, has leído bien: Titanic. "And the winner is...". 
Bien, pues sintiéndolo mucho, me parece que Titanic está como bastante alejado de lo que podemos entender por arte: El único género que puede vencer en apestosidad a los dramones románticos lejanamente inspirados en Romeo y Julieta (ya sabéis, dos amantes que se quiere mucho, mucho, mucho, pero viven en una sociedad muy mala, muy mala, muy mala, que no comprende su amor) es precisamente el cine de catástrofes. Quizás Cameron merezca un sitio en la historia por combinar tópicos sobados y mucho dinero en una de las películas más taquilleras de la historia. Pero no me parece que Ars Electrónica sea el mejor sitio para semejantes galardones. 
Nadie nega que la película sea divertida, y nada más lejos de mi mente que considerar que los films que no tengan un complejo mensaje metafísico y/o político merezcan ser quemadas en la hoguera. Yo mismo he de confesar una afición malsana por el cine serie B, pero de la misma manera que pienso que Torrente es una película muy divertida, también tengo muy claro que no es una obra maestra del séptimo arte y me parecería una solemne tontería que ganara un Goya, por poner un ejemplo. 
Tampoco voy a desmentir el conocimiento técnico y el poder electrónico del equipo de Cameron, pero tampoco me parece un mérito artístico per se. Si complejidad e innovación técnica es todo lo que hace falta para ganar un Ars Electronica, entonces los cazas último modelo de McDonnell Douglas deberían recibir el premio antes que Titanic.
Sin ir más lejos, el nominado al Ars Electronica 98 Tamás Waliczky, con ópera multimedial "Landscape", ofrece en una simple escena de un minuto en el que el tiempo se ha parado en medio de una tormenta de nieve y vemos a la cámara paseando por ese espacio de tiempo helado es artística y poéticamente mucho más lograda que las mil y una catástrofes del oscarizado transatlántico.


En el campo de la música, sin embargo, el jurado de Ars Electronica ha apuntado por la música electroacústica más rancia. Con la posible excepción de Krachtgeve de Peter Bosch y Simone Simons, que han confeccionado una curiosa instalación ruidista a base de cofres que se abren y se cierran, los nominados Aquiles Pantaleao (de Brasil) y Hans Tutschku de Alemania están dentro de la ortodoxia electroacústica más aburrida, con un efecto real sobre el consumidor de música prácticamente nulo. En unos momentos en que la música electrónica de baile va experimentando en nuevos horizontes y se hace cada vez más creativa, paradójicamente Ars Electronica se vuelca hacia una forma de hacer música que ya ha perdido casi todo su interés.
Afortunadamente, las cosas mejoran cuando nos dirigimos al net.art. Los ganadores, Knowbotic Research (equipo alemano-austríaco) con su propuesta de cuestionar el urbanismo IO DENCIES sin duda lo merecen por un trabajo que combina arte, tecnología y compromiso social con un agudo estudio del uso de interfaces para repensar las grandes megápolis como Tokio o Sao Paulo.



El nominado Kazuhiko Hachiya es un poco más discutible, pues su postmascota  parece otro ejercicio posmoderno más de jugar con imágenes kitsch de animalitos de plástico, que en este caso se usan para enviar e-mails. 
Por el contrario, el otro nominado X-change es sin duda un proyecto excelente, que combina un diseño elegante con una clara utilidad: ser una base de datos de todos los proyectos de real audio con un contenido experimental. En estos momentos, la transmisión en directo de sonido por la Internet es uno de los campos más creativos dentro del ciberespacio, y por ello iniciativas como X-Change merecen toda nuestra atención. Por otro lado, Raitis Smits, uno de los tres coordinadores, junto a su mujer Raisa y Janis Garancs, nos ha comentado que piensan destinar el premio en crear una fundación para el desarrollo de proyectos experimentales en Real Audio. Una razón más para congratularnos con este premio.
Dentro del arte interactivo, destacarímos "Plasm. Not a crime", una interesante instalación de los americanos Peter Broadwell y Rob Myers, en el que se combina el arte y la criptografía, al criticar la política americana contra la exportación de criptografía fuerte jugando con ténicas de recombinación y sobrealimentación de datos.
Por otro lado, Audio Grove del alemán Cristian Moller es una instalación más de sensores que crean sonido, y el ganador "World Skin", del equipo francés de Maurice Benayoun y Jean-Baptiste Barriare, aunque formalmente consiga buenos resultados con el uso de técnicas de realidad virtual como CAVE, lo cierto es que jugar con imágenes de guerra e informativos ya empieza a ser algo cansino, después de que tantos artistas se metieran en el tema tras la Guerra del Golfo. Los premios del "Free-Style computing" tiene poco más interés de ser obras con contenido social y desarrollados por chavales menores de diecinueve años. Algo así como la sub veintinuno del arte conceptual. Intentando disimular algo, sospechamos, los ganadores son los autores de una versión seria y artística de nuestro amigo el transatlántico que se hundió en su primer viaje. "Titanic. Der Film" es su nombre y, según vi en la sinopsis, tiene pinta de ser algo aburridota. De todas las cosas que desfilan por este "Feestyle computing" destacarímos sin duda Referate Fundus, una inmensa base de datos para estudiantes.
Poco más que decir. Esperamos que la gente de Ars Electronica sea un poco más coherente para elegir los jurados, de forma que esa tensión interna dentro del arte medial entre dar la lata con elucubraciones metafísicas que no van a ningún lado o deslumbrarse por la última parida técnica, aunque no vaya a ningún lado artísticamente hablando, se resuelva premiando material que sea a la vez popular y creativo, y no dando una de cal y una arena (o una de Cameron y una de Stockhausen). 

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