La televisión atraviesa por un momento de expansión y 2004 ha sido una buena muestra de fue cualquier atisbo de crisis pasada se superó a lo largo de los últimos 12 meses
La televisión atraviesa por un momento de expansión y 2004 ha sido una buena muestra de que cualquier atisbo de crisis pasada se superó a lo largo de los últimos 12 meses. El año pasado la pequeña pantalla ha sido protagonista a su pesar por un debate interminable sobre la llamada telabasura y la protección de la audiencia infantil. Pero le pese a quien le pese, la televisión -y ahí estás las encuestas periódicas del CIS para demostrarlo- no es un tema que preocupe a la opinión pública. El mercado televisivo se ha reparado en 2004 para adelantar el apagón analógico; ha visto cómo TVE ha sido superada en audiencia varios meses por las cadenas privadas; y espera expectante el informe de la comisión de sabios sobre el futuro de la cadena pública.
En cuanto a los avances de ATV, durante el año 2004, la Academia de Televisión ha avanzado como institución adelantándose a debates como el de la audiencia infantil o el futuro Consejo Audiovisual. Y lo ha hecho realizando trabajos rigurosos sobre la materia apoyándose en los profesionales del medio. Las dificultades siguen siendo fundamentalmente financieras. La independencia es tan fácil de elogiar como compleja de sufragar. Seguimos sin sede y sin resolver satisfactoriamente la ceremonia anual de entrega de premios, que es en definitiva nuestro escaparate social y la única actividad por la que suelen ser popularmente conocidas este tipo de
instituciones. Por su lozanía, un cambio de gobierno es una dificultad añadida que inexorablemente implica volver a empezar de cero, razón por la que la Junta Directiva decidió presentarse en bloque a la reelección.
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