He
tenido el gran placer estas Navidades de visitar Granada y por supuesto hay una
visita obligada a la Alhambra.El conjunto consta de la Alcazaba, Los Palacios Nazaries, El
Generalife todo construido por los Arabes durante el siglo XIV exceptuando el
palacio de Carlos V construido por su propia persona como residencia de verano.
Hacer
una critica personal del impresionante conjunto de la Alhambra me
resulta,debido a la grandeza de estos monumentos,muy complicado.
Personalmente
no tengo grandes conocimientos de arte ni de historia, pero tuve la suerte de
visitarla con alguien que si los tiene y que
me fue explicando en la medida que pude entenderlo, todo el conjunto.
Pero
también puedo decir que sin tener conocimientos de arte ni de historia, la
admiración que sientes al observarlo no tiene por que ser proporcional a tus
conocimientos.
La
primera y más importante sensación que tuve al
visitarlo fue de insignificancia y de pequeñez al encontrarme rodeada de tan
grandes monumentos.
Desde
siempre he sentido curiosidad y admiración por el mundo arabe, sus costumbres,
su religión, un mundo tan distinto al nuestro.Todo ese mundo se observa
perfectamente en la Alhambra.
No
sabría decir cual de todos los monumentos es el que más me gusto, los Palacios
Nazaries o El Generalife muy distintos pero a la vez muy perfectos.
Un
detalle que se me ha quedado grabado, que se observa sobre todo en los Palacios
Nazaries, es el miedo al vacío “ horror vacui” que lleva a los Arabes a una
decoración en las paredes realmente impresionante.
Algo
que no tiene relación con lo artístico del tema, pero que personalmente me llamo mucho la atención, es
el poco tiempo que le dedicaba la gente
en general a observar todas las maravillas de la Alhambra.Todo lleno de cámaras
fotográficas en funcionamiento y detrás de ellas personas mas interesadas en
plasmarlo todo en fotos que en observar atentamente.
Creo
que es una visita que debo repetir. Si hay posibilidad de ver la Alhambra mas
de una vez estoy segura de que el
recuerdo será mas claro y mejor, porque durante
seis horas de visita agobiamos
nuestra mente con tantas imágenes que
retenemos menos y mal.
Cristina Sterner
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