La esteganografía es un conjunto de técnicas que permiten ocultar información dentro de otra, logrando así que informaciones confidenciales puedan pasar desapercibidas. El término proviene del griego stegos, cubierta, con lo que podríamos traducir esteganografía como "escritura tapada" o "escritura encubierta".
Su vínculo con el mundo griego puede ir mucho más allá del simple nombre. Aunque la criptografía y la esteganografía son conocidas sobre todo en su forma moderna, es decir, en el ámbito de la informática, su origen es tan antiguo como la existencia de la primera información que hubiera que mantener oculta a ojos ajenos. Es bastante probable pues que nacieran en el seno de las primeras civilizaciones, y en el ámbito militar.
Y aunque por supuesto no puedo hablar de quién inventó la criptografía o la esteganografía, y quizás verdaderamente nadie pueda demostrarlo, he encontrado casualmente uno de los primeros usos de la esteganografía que fueron documentados.
El libro es Historias, de Heródoto, en concreto el Libro V. La situación: la rebelión de las ciudades jonias de Asia Menor. Aristágoras, tirano de Mileto, es instado por el rey de Persia a organizar una expedición contra la isla griega de Naxos. Pero el también jonio Histieo, sabiendo que Aristágoras duda de permanecer leal a Persia, quiere ponerse en contacto con él para pedirle que se una a la rebelión:
"...Aristágoras no pudo cumplir la promesa a Artafrenes. A la vez le abrumaba el gasto de la expedición que se le reclamaba, y tenía miedo porque el ejército había fracasado y por haber incurrido en la cólera de Megabates, y pensaba que se le arrebataría el poder soberano de Mileto. Como temía todas y cada una de estas cosas, proyectó una rebelión: pues coincidió también que el "tatuado" en la cabeza llegó de Susa de parte de Histieo, indicándole a Aristágoras que hiciera defección del rey. En efecto, Histieo, al querer indicar a Aristágoras que defeccionara, no pudo indicárselo de ninguna otra manera segura por estar vigilados los caminos; él, al más leal de sus esclavos, tras raparle la cabeza, lo tatuó y esperó a que de nuevo le crecieran los cabellos y, tan pronto como le hubieron de nuevo crecido, lo envió a Mileto, no encomendándole ninguna otra cosa sino que, cuando llegara a Mileto, invitara a Aristágoras a que, tras raparle los cabellos, mirara en su cabeza. Y los tatuajes querían decir (como ya antes se ha dicho por mi) rebelión..."
Simple, pero eficaz. Aristágoras recibió el mensaje, y las ciudades jonias se alzaron contra el dominio persa. Afortunadamente, los puestos de vigilancia persas no tenían sistemas de detección de tráfico de información encriptada (es decir, tijeras).
No hay comentarios :
Publicar un comentario