Acerca del negocio de la fotografía de stock (y su impacto en otros negocios)

El negocio de la fotografía de stock consiste en archivar grandes cantidades de fotos ordenadas temáticamente a la espera de un cliente editorial, publicitario o comercial que necesite una imagen en particular para ilustrar un aviso o publicación y pague por ella.


fotografía stock

Podemos distinguir tres períodos históricos. El primero, hasta 1990, los servicios de los archivos fotográficos eran totalmente analógicos y la compra, venta y alquiler de las imágenes como diapositivas o transparencias se hacía por teléfono, a través de catálogos impresos o de referencias verbales.

Los archivos fotográficos entregaban un duplicado de la transparencia en comodato para que la agencia de publicidad o la editorial la utilizara. El precio del servicio estaba basado en el tamaño, la circulación y la cantidad de impresos que se hacían de cada foto.
Paradójicamente, y ante la ausencia de una legislación adecuada, esto ayudó en ciertos períodos a los fotógrafos argentinos a aumentar sus precios. ¿Cuánto te puedo cobrar yo, si una foto de archivo vale 2.000 dólares por seis meses de uso? Aunque hoy parezca un chiste, las editoriales en Argentina solicitaban transparencias, pagaban por su uso y luego las devolvían a sus autores. Podían pagar derechos de uso nuevamente seis meses más tarde. Doy fe de ello y tengo archivadas las facturas.
Los grandes archivos fotográficos como The Image Bank, Corbis, Getty Images dominaban en esos años el panorama. Muchos fotógrafos mantenían un archivo propio, muchas veces formado por tomas alternativas o sobrantes de trabajos hechos por encargo.
A partir de la década de 1990, el dólar barato en Argentina produjo otros efectos. Internet comenzó a integrarse lentamente a nuestra vida cotidiana y los archivos fotográficos fueron digitalizados.
Los fotógrafos no podían competir con la fotografía de archivo por causa de la política económica del gobierno menemista, de mantener una política cambiaria de un peso por un dólar. Hacer una foto podía ser más caro en Buenos Aires que en Nueva York.
Aparecieron por esos años las primeras colecciones de CD con fotos Royalty Free (Libre de Derechos), por ejemplo las de Corel Draw. ¿Cuál es el concepto? La imagen simplemente se entrega al comprador del soporte, quien puede utilizarla cuantas veces quiera en el formato que quiera. El riesgo es que la fotografía se vea dos veces en diferentes piezas gráficas, algo que importa poco a quienes están preocupados en bajar costos. A su vez, en la Argentina esos CDs fueron copiados libremente por los usuarios, con lo que el concepto Royalty Free se transformó en fotografía gratuita.
En 2001 apareció el buscador de imágenes de Google, y hacia 2005 las cámaras fotográficas de buena calidad se popularizaron y bajaron de precio. Surgieron empresas pequeñas que comenzaron a generar archivos Royalty Free exclusivamente digitales, llamados microstock. En vez de convocar fotógrafos seleccionados en una relación casi contractual, estas empresas facilitan la incorporación on-line de cualquier foto que tuviera un mínimo de calidad y la ofrecían a través de internet.
El negocio explota y en febrero de 2006 Bruce Livingstone, el fundador de Istock photo vende esta agencia de microstock en 50 millones de dólares a Getty Images, un tradicional jugador del mercado de stock.
En 2005 Getty vende 1,4 millones de fotos, cuatro años después, en 2009 alcanzará la cifra de 22 millones de fotografías vendidas. Hacia 2005 surge Flickr, un sitio web que permite la subida y el etiquetado de imágenes a usuarios comunes y en 2009 Getty se asociará con Flickr para incorporar lo producido por algunos de estos usuarios a sus bases de imágenes.
Una de las consecuencias más drásticas de esta situación es la reducción del precio de la fotografía de stock. Por un valor de entre 3 y 40 pesos argentinos es posible obtener de empresas online como Fotolia o Shutterstock una foto decente para publicar a plena página. Todo el proceso está automatizado y digitalizado, desde la toma hasta el pago.
Aficionados y semi-profesionales de todo el mundo continúan subiendo fotos diariamente y ampliando el fenómeno. No tienen una preocupación por sus ganancias, y toman esto como trabajopart-time, o simplemente como diversión, algo así como que a los fotógrafos nos pagaran por lo que hacemos los días libres, como pescar o jugar al tenis.
La fotografía de stock acusa el mismo nivel de “intrusismo” que aqueja a la otrora floreciente industria del video porno, en crisis mundial porque según sus líderes, cualquier persona con alcance a una cámara genera contenido y lo difunde en Internet gratis o a muy bajo precio, robándole mercado a las producciones elaboradas.
La fotografía de microstock no tiene un impacto directo sobre la fotografía publicitaria, editorial o comercial por encargo, y su calidad es menor. Sin embargo, la enorme cantidad de imágenes disponibles permite a los clientes comerciales, editoriales y publicitarios obtener resultados muy aproximados a sus deseos de comunicación. Los bajos precios hacen que resulte tentador para ellos adaptar los mensajes a las imágenes ya existentes. Primero la foto y luego el texto. O también “…la idea surgió a partir de las imágenes…”
La solución para algunos fotógrafos parecería ser la producción masiva de grandes cantidades de fotos para distribuir a través de las agencias de microstock. El tipo de cambio y las expectativas del nivel de vida hacen que fotógrafos de países subdesarrollados estén participando de esta actividad. No todos estamos en el mercado del microstock, pero todos los que trabajamos en fotografía comercial sabemos que influye en nuestros precios. Sin embargo, el mercado del microstockempieza a saturarse, y quizás en un par de años estemos en otra curva peligrosa.

Por ahora, la imagen por encargo mantiene su rentabilidad. La fotografía de catálogos, la fotografía de moda, la fotografía industrial, y las bodas son algunas de las áreas en las que el carácter único de sus motivos asegura rentabilidad. A no regalarla.

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