Cada vez más la calidad de un monitor de cristal
líquido es imprescindible para una tarea de edición. Qué tiene que tomarse en
cuenta a la hora de decidir una compra. Además, unos ejemplos de LCD que pueden
encontrarse en la Argentina.
Con la llegada de la fotografía digital
algunas de las herramientas habituales de los profesionales de la imagen se
transmutaron. De los rollos fotográficos y sus ASA o DIN, ahora hablamos de
capacidades de las tarjetas de memoria y calidades de CCD. Del equipamiento del
laboratorio, el cuarto oscuro, ampliadoras y reveladores, en la actualidad
pasamos a pensar en qué funciones es fuerte o débil el monitor que deseamos
comprar.
Es que el display pasó a convertirse con los
años en el lugar donde verificamos los cambios que aplicamos a la fotografía
mediante el software de edición instalado en la computadora. En este taller
informático hay lugar para la equivocación. Si fallamos en un filtro o un
comando, siempre existe la salvadora combinación de teclas Control + Z que
generalmente deshace todo en cualquier programa.
Muchas horas pasan los fotógrafos, reporteros
gráficos, editores y diseñadores frente a una pantalla retocando, cortando,
pegando y creando. Por eso, la importancia de la fidelidad de la imagen en la
superficie de la pantalla con relación a lo que existe en el disco rígido pasa
a ser una condición vital para un resultado deseado.
Hasta hace un par de años o un poco más,
convivían en forma más o menos masiva tres tecnologías de monitores: los tubos
de rayos catódicos –también conocidos como CRT, por las siglas de cathode
ray tube–, los plasmas –aunque restringidos a tamaños de 40
pulgadas o más– y los LCD, siglas de liquid crystal display.
Hoy, estos últimos reinan en cualquier
mercado, sea hogareño, corporativo o profesional. Los plasmas, aunque con una calidad
notable del color, tienen el defecto de ser más caros de producir que los LCD,
pese a la erosión de los precios como todo elemento tecnológico.
Los tradicionales CRT consumen mucha energía
–el doble que los LCD– y conservan una relación de aspecto, 4:3, que no
coincide con la más buscada por los usuarios de hoy, la 16:9 o widescreen.
Paulatinamente estos fueron desapareciendo de los comercios y hoy se venden
para determinados nichos de mercado muy específicos.
La calidad de los LCD se ha incrementado a
pasos agigantados en los últimos cuatro años. Es por eso, por méritos propios y
deméritos de su competencia, que esta tecnología ha pasado a ser un objeto
masivo.
Pero, ¿qué tiene que buscar un profesional que
trabaja con la fotografía cuando está eligiendo su nuevo monitor de cristal
líquido? En estos párrafos, una guía para ayudar a la toma de decisión.
Para fotógrafos
Hace algunos meses, este periodista estuvo
presente en una exposición realizada por Samsung en Buenos Aires para presentar
lo último de su tecnología. La firma es uno de los colosos de la industria. Uno
de cada cuatro paneles de cristal líquido que hay en el mundo, con su marca o
con el sello de otros, fue fabricado por Samsung.
Nos llamó la atención, entre tantos equipos de
audio, cámaras de fotos y celulares, el anuncio de un“LCD para fotógrafos”. Se trataba del XL20. Aunque no ha llegado al país todavía –ni
sabemos si lo hará, ya que en los Estados Unidos se vende a 880 dólares–, era
la primera vez que veíamos un display tan dirigido a una profesión.
Le preguntamos a un conocido referente del
mercado local de monitores, Salvador Crespo, actualmente director regional de
AOC para Argentina y Uruguay, qué tiene que fijarse un fotógrafo cuando va a
comprar una pantalla.
“Si se habla de un fotógrafo profesional, se
tiene que tener un excelente monitor para obtener la fiabilidad de la imagen,
de los colores, de la temperatura de lo que capturaste. Como las cámaras
permiten tomar formato genuino en la proporción 16:9, lo ideal es que también los
display sean de este factor de forma”, explica Crespo.
“En el caso de los fotógrafos profesionales,
ellos no necesitan un monitor, necesitan una herramienta. Como una curiosidad,
en algunos casos es importante que se pueda rotar la pantalla y se coloque vertical.
Si vos te fijás, hay mucha publicidad o banner verticales en la vía pública que
se coloca vertical. Para el editor fotográfico o diseñador es una comodidad”.
“También es importante el software con el que
vienen. Para un arquitecto o ingeniero, la temperatura del color no es
importante, pero sí para un diseñador gráfico y un fotógrafo”, agrega.
“Quiere decir –explica Crespo– que cuando se reflejen los colores Pantone en el
panel, sean los colores que se van a imprimir en un papel. Si es pastel, si es
brillante, todo lo vemos en los patrones Pantone. El mayor brillo y contraste
de los LCD ahora permite que los diseñadores y fotógrafos puedan pasarse a esta
tecnología, antes restringida a los CRT.”
Una de las características a tomar en cuenta es el contraste.
Antes se conocía un solo valor, pero ahora se habla de contrastes estático y
dinámico. El primero, el tradicional, para un uso muy profesional hay que
hablar de más de 2000:1. “Mediante el dinámico, que está influenciado por el
software del equipo, permite acentuar las diferencias entre los blancos más
blancos y los negros más oscuros. Sería ideal que esta variable tenga un valor
de 10.000 a 1”, dice Crespo.
En cambio, el brillo, medido en candelas por metros
cuadrados (cd/m2), no es una característica tan primordial.
El tiempo de respuesta es otra variable que se da de
los monitores e indica el lapso de los píxeles para ir del negro absoluto al
blanco y regresar, o entre una tonalidad dada de gris para volver a su estado
inicial. Se mide en milisegundos. Para el caso de los fotógrafos no es dato de
relevancia, pero sí para los que editan video. En este caso, cuanto menor es,
mejor. Un valor menor a 5 ms es lo ideal para esto.
Un dato mundial es que cada vez la tendencia es a
monitores de mayor tamaño. En la Argentina, también. Según datos de IDC, en el
2007 el 72% de las compras eran de monitores de 17 pulgadas. En lo que va del
2009, el de 19” lidera con el 48%.
“A mayor tamaño, mayor resolución y
menor cansancio visual”, finaliza Crespo su charla con FOTOMUNDO.
Algunos precios
Antes de ver algunos precios de mercado, recordemos
algo: en cualquier display de cristal líquido pueden aparecer los llamados
píxeles muertos. Los píxeles, formados por tres subpixeles rojo, verde y azul,
pueden estar defectuosos y quedar fijos en un solo color. Esto no tiene
arreglo. Cuando compramos un monitor deberemos verificar si los tiene y luego
pedir un cambio del equipo si se está dentro de los parámetros de calidad de
cada marca. Cada compañía fija su propia cantidad de píxeles muertos mínimos
para efectuar un cambio del display.
Ahora, algunos ejemplos
Si el fotógrafo es un fanático maquero, el modelo LED
Cinema Display, de 24” (pulgadas), alcanza un contraste estático de 1000:1,
resolución 1920 x 1200 (formato 16:10) y un brillo de 330 cd/m2.
Trae tres puertos USB, cámara, micrófono y parlantes. Su precio es de 6.599
pesos.
El monitor F22 de AOC, de 22 pulgadas, tiene
un precio de 1.049 pesos, y sistema de inclinación de pantalla de 3 a 15°. Su
tiempo de respuesta es de 5 ms, el brillo de 300 cd/m2 y el contraste dinámico de 30.000:1.
Su máxima resolución es de 1920 x 1080, conocida como Full HD.
Para los que trabajan con una notebook,
Samsung acaba de sacar un LCD pensado para adosar a este tipo de PC. Se trata
del modelo Lapfit LD190N, con brillo de 250 cd/m2, tiempo de
respuesta 5 ms, contraste estático de 1000:1 y dinámico de 20.000:1. Este
equipo de 19” se vende a 899 pesos.
El W2243S-PF
de LG tiene un tamaño de 21,5”. Su contraste dinámico es de 30.000:1, el brillo
de 300 cd/m2 y el tiempo de respuesta de 5 ms. Con un precio de 1099
pesos, este widescreen alcanza una resolución de 1920 x 1080. Tiene entrada
analógica.
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