Un tema –muchas veces olvidado– es la ambientación correcta
de nuestro lugar de trabajo: allí es donde se analiza cómo se verán las
fotografías una vez que salgan de la impresora.
Tal
como vimos en la primera y segunda entrega de Impresión Fine Art Digital
(Fotomundo 508 y 509), trabajar con perfiles personalizados de impresión, junto
a una correcta previsualización de nuestros archivos a través del soft Proof
del Photoshop, nos permite no sólo tener consistencia y previsibilidad en
nuestras copias en el tiempo, sino también conseguir exitosamente que nuestras
impresiones sean lo más perfectas posible.
Ahora,
pasamos a analizar cómo debemos evaluar el trabajo luego que la impresora nos
ha entregado la imagen, como producto final que está ya listo para ser
exhibido.
Es
un tema complejo de resolver, pero no inalcanzable. Para ello, debemos tener en
cuenta dos aspectos:
1.
Qué tipo de iluminación debemos tener alrededor de nuestro monitor
2.
A qué temperatura color debemos analizar nuestras pruebas y copias finales
Para
estos temas, la ISO (International Organization for Standardization) ha
establecido una serie de normas que nos guían en el proceso, definidas bajo la
ISO 3664:2000, ahora en su versión revisada ISO 3664:2009 (se puede visitar
este link para una lectura completa http://www.iso.org/iso/cataloguedetail.htm?csnumber=9117)
La
misma establece básicamente algunos temas que los fotógrafos y diseñadores
conocen: primero que la luz afecta nuestra percepción del color y, segundo, que
nuestra interpretación del color será siempre subjetiva.
Por
ello, esta norma define que el mejor escenario para visualizar nuestras copias
será aquel dónde evaluaremos el resultado final, independientemente de dónde
esas impresiones sean posteriormente expuestas, ya sea en una galería (Foto 1),
un museo, en el exterior, o en ambientes donde no es posible controlar la
iluminación.
Muchos
fabricantes de primera línea en los Estados Unidos ofrecen una solución
completa a este problema, a través de artefactos de iluminación muy precisos
con la temperatura color constante y estable para visualización de obras de
arte. Uno de ellos es Solux, quien se ha convertido en un estándar de
iluminación artificial. Una de las lámparas clásicas de Solux es la MR16, una
lámpara halógena que reproduce fielmente el color y la temperatura es luz día
en interiores a exactamente 4.700K (grados kelvin).
Artefactos
como ese, en forma de tubo, son empotrados en cabinas de visualización (Foto
2), o utilizados al lado de nuestro monitor para una correcta comparación de
nuestros resultados (Fotos 3).
Las
cabinas de visualización profesionales son bastantes costosas, pero si nuestro
presupuesto es acotado y usamos un poco de ingenio, podemos tratar de
reproducirlas en forma casera, destinando un sector de nuestro estudio
(preferentemente lo más próximo a nuestro monitor y sin luces incidentes) para
generar ese espacio de evaluación (foto 4).
Ambiente
de trabajo controlado: algunos consejos
En
lo posible, nuestro ambiente de trabajo (computadora, monitor y sector de
visualización) debe estar completamente aislado de luces incidentes y de
distintas temperaturas color.
Algunas
sugerencias para que nuestra percepción del color, brillo y contraste de una
fotografía sea la correcta son:
·
Pintar nuestra área de trabajo de un gris neutro, mate, sin brillo.
·
Sacar todos los elementos que distraen y que puedan influir en nuestra
percepción del color (ropa colorida, tapicería, ¡hasta una fotografía de
nuestros hijos pegada en la pared!)
·
Que la única fuente de luz que tengamos frente a nuestros ojos sea la que emana
el monitor. Las ventanas al exterior deben estar cerradas, y cualquier fuente
de luz artificial (como lámparas de escritorio o de techo) deben apagarse.
En
general los colorímetros poseen una doble función, aparte de calibrar nuestro
monitor: permiten medir la luz ambiental (foto 5). Con el mismo programa que
usamos para calibrar nuestro monitor por hardware, podemos mensurar la luz que
rodea nuestro monitor, y ese valor debería estar alrededor o debajo de los 64
lux, preferentemente más abajo aún, en 32 lux (*).
La
iluminación de una galería: controlar lo incontrolable
Lamentablemente
en nuestro país, pocos museos y galerías donde se muestran fotos, realizan una
inversión concreta para que las condiciones de iluminación sean las adecuadas.
Esto es más importante cuando se trata de obras en color, sean fotografías,
grabados o pinturas. Es común escuchar quejas de luces incidentes, demasiada
“calidez” en las luces, e incluso ¡ausencia de ellas!
Como
ejemplo de una correcta iluminación, la ya mencionada Solux, por ejemplo,
ofrece lámparas llamadas Art
Light (foto 6), que poseen
una precisa temperatura color y acompañan a la obra sin distracciones. La gran
mayoría de los museos y galerías de arte de Estados Unidos han adquirido este
tipo de artefactos.
Como
conclusión, y sabiendo de antemano que la iluminación de una galería es algo que
como fotógrafos no podemos controlar, ni podemos imprimir nuestras copias
destinadas para tal o cual espacio, es que se torna fundamental atenernos al
estándar de visualización enunciado más arriba.
De
esa forma sabremos que nuestras impresiones han sido evaluadas correctamente,
más allá del incierto futuro que les deparará cuando sean expuestas en una
galería.
(*) El lux (símbolo lx) es la unidad derivada del Sistema
Internacional de Unidades para la iluminancia o nivel de iluminación. El lux es
una unidad derivada, basada en el lumen, que a su vez es una unidad derivada
basada en la candela. Un lux equivale a un lumen por metro cuadrado. Se usa en
fotometría como medida de la intensidad luminosa
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