Otra
de los grandes adelantos de la óptica lo constituyó el desarrollo de los
objetivos de elevada luminosidad, que abrieron las puertas al reportaje
intimista, con luz ambiente, generando así una nueva escuela en el
documentalismo. Junto a ello, los zoom que amplían los horizontes, y los sistemas
retrofocales para las cámaras réflex, hasta llegar a las lentes asféricas y los
nuevos tratamientos de las superficies. En la actualidad, la óptica fotográfica
está en plena madurez y, sin embargo, se continúan desarrollando nuevos diseños
y perfeccionando otros.
Los
objetivos de gran luminosidad
Elevada
luminosidad e imagen con una excelente corrección de las aberraciones, desde
siempre, fueron enemigos. La mayor calidad de imagen se logra con diafragmas
cerrados y objetivos de menor luminosidad, así que éste fue otro de los
desafíos que los diseñadores abordaron, en especial pensando en las cámaras
portátiles en una época, las primeras décadas del Siglo XX, donde la máxima
luminosidad de las películas no superaba lo que en la actualidad podría ser ISO
8, en el mejor de los casos y, además, con una latitud de exposición bastante
limitada.
Por
entonces, la sensibilidad se expresaba en grados
Scheiner que iban de 1º a
16º. Hasta 4º se consideraban de baja sensibilidad, de 4º a 8º normal, “Rapid”
de 10º a 12º y Extrem Rapid” de 13º a 16º Scheiner. En la década del 30 ya se
disponía de película de 30º Scheiner (unos ISO 13 actuales). Así que pensemos
cuales eran las dificultades de los fotógrafos para tomar escenas de acción con
tiempos breves de obturación, si hoy con ISO 100 estamos pensando en baja
sensibilidad.
Sin
embargo, los primeros objetivos de gran luminosidad fueron desarrollados para
retratos y para las cámaras plegables, muy difundidas entre los aficionados más
serios, a diferencia de las personas que tienen una cámara con la única
intención de usarla como una suerte de block de notas, sin mayores intenciones.
Lo cierto es que a partir de la década del 30 la máxima
luminosidad estaba comprendida entre f:2,8 y f:3,5 para la mayoría de los
objetivos, siendo excepcional el Ernostar f:2 del Dr. Ludwig Bertele, que
empleaba la Ermanox, una
cámara que habría de hacer historia en manos de quien está considerado como el
padre del moderno fotoperiodismo: Erich
Salomon, fotógrafo alemán que sorprendió en la década del 20 con sus
fotografías tomadas con luz ambiente en interiores. Un objetivo de tales
características fue una herramienta esencial en la fotografía “cándida”, puesto
que permitía realizar fotos sin tener que recurrir al flash o a cualquier otro sistema
complementario de iluminación.
Esto plantea, asimismo, una cuestión esencial, y es el
vínculo directo que existe entre la estética y los modos de realización de la
fotografía con los desarrollos tecnológicos. Un objetivo como elErnostar permitió que un autor del talento de
Salomon surgiera, pero en sí mismo no hace de los fotógrafos un Salomon. Fue la
combinación de la tecnología y del talento que nos dieron aquellas fotografías
que marcan el surgimiento de una nueva época del fotoperiodismo. Y aquí cabe
recordar que ese notable fotógrafo alemán fue uno de los millones de víctimas
por su condición de judío: fue asesinado en 1944 en las cámaras de gas del III
Reich.
Lo
cierto es que prácticamente todos los objetivos de gran luminosidad derivan del Planar simétrico de Rudolph, al cual se lo
suele mencionar por el diseño que le dio origen, el telescopio de Gauss, y que
van desde el mencionado Ernostar,
las series Leitz Summicron y Noctilux,
el Nikkor-S Auto5 cm f/2 de 1959 y posteriores. el Canon FD 55 mm f/1,2 AL de 1971, hasta los muy
evolucionados Canon EF 50 mm f/1,2L USM y 1,4 y el objetivo AF Nikkor 50mm f/1.4D. El recordado Canon f:0,95 de la Canon 7 son también un diseño Planar.
El
zoom
Tiene
su antecedente en los objetivos de potencia variable, empleados en astronomía y
en microscopios en fechas tan tempranas como el año 1845. Este diseño se
obtenía variando la separación entre los lentes para modificar la distancia
focal.
Hacia
fines del siglo XIX ya se disponía de teleobjetivos de potencia variable de uso
fotográfico, los cuales tenían el inconveniente de su muy reducida luminosidad
por lo que la imagen proyectada era muy tenue, dificultando el enfoque sobre el
vidrio esmeril de la cámara. A eso se sumaba que cada vez que se modificaba la
distancia focal se debía enfocar nuevamente.
Esto
último es lo que diferencia a un objetivo de potencia focal variable con un
objetivo de distancia focal variable, más conocido como zoom, puesto que al
menos teóricamente mantiene el enfoque independientemente de la distancia focal
a la cual es ajustado.
Un
diseño de este tipo plantea una serie de problemas al diseñador, desde lograr
una calidad de imagen relativamente igual en todo el rango de empleo sumado a
un enfoque preciso. La ventaja que ofrece, por otra parte, es notable, ya que
supone disponer de manera continua de una variedad de distancias focales entre
sus extremos, sin necesidad de cambiar de objetivo.
En
los primeros diseños, que surgieron para ser usados en cine y luego en
televisión, el desplazamiento de los grupos y elementos del objetivo para
variar la distancia focal se realizaba por medio de levas de muy complejo
diseño, de ahí que fueran de “compensación mecánica”, tal como funciona el Vario-Glauckar f:2,8 de 25-80 mm diseñado por Nauman en 1931 para cámaras de cine. El otro
problema era la gran cantidad de superficies aire-vidrio, ya que un diseño de
aquella complejidad requería de 12 a 14 caras aire-vidrio que, como sabemos,
incrementa los reflejos degradando el contraste y definición de la imagen.
Poco después de la II Guerra Mundial, cuando el tratamiento
antirreflejo quedó liberado para su uso civil, F.G. Black presentó el Zoomar, el primer zoom
“moderno” con sistema de compensación óptica y cristales con tratamiento
antirreflejo, cuyo diseño era de 32 elementos en 16 grupos con nada menos que
32 superficies aire- vidrio, ofreciendo la distancia focal de 17-53 mm para
cámaras de cine de 16 mm. Si se desmontaba el elemento frontal, la focal pasaba
de 35 a 106 mm.
Las
primeras generaciones de objetivos zoom eran pesados, voluminosos y caros,
ofreciendo una calidad de imagen sustancialmente inferior a la de los objetivos
de distancia focal fija, con el inconveniente –como si todo eso fuera poco–, de
una menor luminosidad.
Esto
fue así hasta avanzada la década del 80, donde la industria logró desarrollar
objetivos de superior calidad, compactos, livianos y a precios más accesibles.
De todas maneras, los fabricantes suelen ofrecer dos líneas básicas de zoom
dentro de los mismos límites de distancias focales. Unos, los más económicos,
están pensados para un uso más masivo, cuando no se tiene pretensión de
realizar impresiones superiores a 20 x 25 cm. Este tipo de zoom, en general,
posee luminosidad variable, es decir, que la máxima luminosidad es en la
posición de granangular y a medida que se lleva a la posición de tele se va
reduciendo.
En
cambio, los objetivos zoom de uso profesional en la mayoría de las aplicaciones
fotográficas (modas, comercial, reportajes, etc.), conservan la misma
luminosidad a lo largo de toda su potencia. Naturalmente, el diseño es más
complejo, su fabricación más costosa, con elementos de calidad superior y, como
sabemos, todo eso tiene su precio.
Sistemas
de teleobjetivo invertido
El
principal problema planteado a los diseñadores con el surgimiento de las
cámaras réflex miniatura, que aparecieron tímidamente en la década de 1930 y
que a partir de los años 1950 pasaron a dominar el mercado de equipos
profesionales, en desmedro de las cámaras telemétricas de visor directo como
Contax y Leica, estuvo precisamente referido al diseño de los objetivos.
En
una cámara telemétrica, la distancia entre la montura del objetivo (bayoneta o
rosca) se elige por razones prácticas, siendo de alrededor de 28 mm. Eso
permite emplear diseños simétricos, estando la limitación de las distancias
focales por la capacidad del visor. En general, para citar un ejemplo, las
cámaras Leica de la serie M admiten objetivos entre 135 y 21 mm.
Una
cámara réflex, en cambio, como el visor muestra la imagen que realmente se
proyecta sobre el plano de la película/sensor, gracias a un sistema en espejo,
pantalla y pentaprisma, es posible usar objetivos de una gran amplitud de
distancias focales, así como objetivos zoom.
Pero
una réflex necesita tener una distancia mínima entre la montura y el plano
focal (PF), que permita el funcionamiento del espejo rebatible, que es de
alrededor de 45 mm en la mayoría de las réflex.
Eso,
de hecho, limita la distancia mínima de separación entre la pupila de salida –o
elemento posterior del objetivo– y el PF, lo cual es una dificultad para los
objetivos granangulares e incluso para el normal.
De
ahí que se tuvieron que diseñar objetivos asimétricos, que permiten que la
distancia focal posterior sea mucho mayor que la distancia focal equivalente.
Para expresarlo en criollo: la distancia física del objetivo al PF es mayor que
la distancia focal óptica. Entonces, se pudieron diseñar objetivos granangular,
primero de 35 mm, luego de 28 mm, hasta llegar a objetivos de 20 mm y al
conocido Ojo de Pez, de 16 y 8 mm de distancia focal. Es evidente que de no
haber sido por elsistema de teleobjetivo invertido o retrofoco, jamás
podría haber existido por ejemplo, un objetivo de 20 mm de distancia focal
montado en una cámara cuya distancia entre el elemento posterior y el Plano
Focal es de 45 mm.
En
este terreno, el de los objetivos retrofocales de alta calidad se destacó la
industria japonesa, donde fabricantes como Nikon primero, después Canon, Zuiko,
Minolta, Pentax, etc., fueron desarrollando objetivos retrofoco de muy elevada
calidad.
Un
detalle interesante respecto a los objetivos Nikkor, que se mantuvo hasta
avanzada la década del ´70 -y después, lamentablemente, dejado de lado-, era
colocar después de la marca una letra, correspondiente a la inicial de números
latinos y griegos, que señala la cantidad de elementos del objetivo. Este
código permitía al usuario saber que, por ejemplo, el Nikkor-UD Auto de 20 mm
f:3,5 es de once (la suma de U, para 1 elemento y D, para 10 elementos).
Un
párrafo aparte lo merecen los objetivos de espejo, basados en el Telescopio de
Newton, que empleaba dos espejos cóncavos y un ocular, si bien su inventor fue Leonard Digges. Este tipo de
diseño es muy popular en los telescopios para aficionados, pero también se lo
emplea en sistemas muy avanzados, como el Telescopio espacial Hubble.
Ese
principio se utilizó en la fotografia, lo que permitió desarrollar objetivos de
500 a 5.000 mm de distancia focal con un diseño relativamente muy compacto y
liviano, libre de aberración cromática pero de diafragma fijo, además de
presentar aberración esférica y coma que eran corregidas parcialmente.
Uno
de los primeros fue el Mirotar de la Zeiss, de 500 mm f:4,5, al cual
le siguieron muchos otros, como el Pentax 2000mm f:13,5, Nikon (500 f:8 y 2000 mm f:11), Minolta (1600mm f:11), incluso existió un Canon 5200mm f:14 pero la mayoría eran
fabricados por pedido.
Los
últimos adelantos
Como
se ha visto, en los años posteriores a la II Guerra Mundial quedaron sentadas
las bases de la óptica moderna, con sistemas ópticos que conservan su vigencia.
Pero eso no significó que cesaran los adelantos con la obtención de diseños más
avanzados, a precios más accesibles con una calidad superlativa. Los diseños
comenzaron a ser realizados por medio de ordenadores, lo cual puso en manos de
los ingenieros una herramienta que no sólo les permitió ahorrar tiempo
-pensemos que el cálculo de un objetivo podría llevar meses de trabajo mientras
que una computadora lo reduce a días-, sino que permite un cálculo
infinitamente más preciso.
La
incorporación de la fluorita en los cristales (empleada por primera
vez en 1969 en el objetivo Canon FL-F 300 mm f/5,6) que permite reducir a
límites imperceptibles la aberración cromática y el empleo de elementos
asféricos (que se emplearon por primera vez en el Fisheye-Nikkor 10mm f/5.6 presentado en 1968), le dio un
gran impulso al desarrollo de granangulares sin aberración esférica, un tipo de
lente también usado en objetivos de focal variable. Los nuevos tratamientos
multicapa han hecho que sean más accesibles objetivos de una calidad superior
así como los cristales de muy baja dispersion, tipo ED.
Por
último, la incorporación del Enfoque Automático y los sistemas de
estabilización de la imagen mediante sensores giroscópicos, presentado por
primera vez en 1995 en cámaras de 35 mm, si bien antes se lo había empleado en
videocámaras, fueron los adelantos más importantes de fines del siglo XX
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