¿Existen diferencias
entre la comunicación de las empresas familiares y las que no lo son?
Probablemente, muchas de ellas ni siquiera se identifican con la etiqueta de
empresa familiar ya que por su tamaño y presencia internacional presentan las
mismas características que el resto de compañías multinacionales. Sin embargo,
el peso de la familia, la importancia del cuidado de una marca que ha pasado de
generación a generación, provoca que la estrategia de relaciones con los medios
de comunicación sea especialmente cuidada. Es comprensible, una empresa
familiar es un hijo que se ha cuidado con especial esmero y lleva el ADN de sus
fundadores.
Sin duda, en momentos de crisis
como el que vivimos, contar con un portavoz que forma parte de la empresa es
fundamental para transmitir credibilidad y confianza. La persona que vemos ante
los medios no es sólo un directivo que podamos ver mañana en otra compañía sino
un miembro de la familia que forma parte de la empresa y pone en juego su
patrimonio y prestigio.
Sin embargo, en ocasiones, el
familiar que se constituye como portavoz teme que un exceso de presencia en los
medios sea percibido como una búsqueda de notoriedad personal por parte del
resto de la familia. Además, se
suma la impresión de que el anonimato favorece una mayor seguridad ante
secuestros y otras posibles amenazas, lo que contribuye a la elección de una
política y formación comunicativa de “perfil bajo”.
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