EL ELEMENTO DEL CRIMEN

Lo más destacable de este film de Lars Von Trier es su coherencia estética. Prácticamente todos los planos están rodados dentro del recuerdo del protagonista durante una sesión de hipnosis en El Cairo. Dicho esto, la extrañeza que pudiera suscitar la fotografía, los encuadres, el montaje, etc., se desvanece por completo. Si tuviese que definir la película, lo haría diciendo que Kafka ha dirigido una perversión de El tercer hombre de Graham Greene. La película se alimenta de un guión cercano al cine negro; se trata de buscar y encontrar a un asesino, pero con una notable influencia de elementos oníricos y psíquicos. El resultado es tan "desesperanzador" como la versión que hace John Huston del clásico de Dashiel Hammet, El halcón maltés, donde las piezas jamás terminan de encajar.

cine criticas


En El elemento del crimen, Harry Fisher, un policía retirado -de forma forzosa- viaja a Europa para investigar una serie de crímenes, los llamados crímenes de la lotería. La película narra el recuerdo que tiene Harry de este caso y cómo llega a afectarle de un modo bastante personal. Harry Fisher sigue las instrucciones del libro El elemento del crimen, escrito por Osbourne, maestro de Fisher, para resolver los casos asignados; en el libro la identificación con el asesino por parte del policía es un requisito esencial: estar en su propia piel, pensar y actuar como él. El papel que desempeña la policía no queda del todo claro en la obra de Trier, no me refiero a Osborne ni a Fisher porque los dos han sido apartados del cuerpo sino a Kramer, el hombre que de alguna forma dirige la investigación de los crímenes de la lotería oficialmente. El comportamiento del cuerpo de policía resulta ambiguo porque ellos mismos parecen colaborar con la anarquía existente en el mundo descrito, incluso no llegan a dudar en actuar como lo hace el propio asesino, recordemos a Kramer disparando -no se sabe bien si en broma o en serio- a una superviviente de los crímenes. Según sabremos después, Kramer, el jefe de policía, también ha leído el libro El elemento del crimen de Osborne, lo que nos hace entender su comportamiento: se identifica con el asesino. Lo que no se llega completamente a entender es la caracterización física y de vestuario de todo el cuerpo de policía y que recuerda a los agentes alemanes del Tercer Reich. Pensemos, de todos modos, que la narración no es objetiva, se nos cuenta lo que alguien recuerda expresado en imágenes; no es de extrañar, por lo tanto, que si Harry Fisher piensa que la policía es semejante dicho cuerpo alemán como tal lo exprese.
Lo social no queda fuera de la película aunque algunos piensen lo contrario. La pobreza material y moral en la que viven todos los personajes queda manifiesta en repetidas ocasiones. Además, en la obra se nos muestra un tipo de prostitución a la orden del día, la explotación de la inmigración como objeto sexual para todos aquellos que se encuentran en una situación económica más favorable. Harry Fisher llegará hasta Kim, una prostituta oriental que se ha hecho relativamente rica, en su proceso de identificación con el asesino. Este encuentro mostrará en qué situación se encuentran algunas prostitutas.
El tema de la actuación dentro del cine, presente en otras obras del director como Los idiotas -donde son mostrados los resortes de la ficción cinematográfica y se representa el papel de idiota para mostrar la idiotez de los demás- o en Dogville -donde se finge no ver lo que sí se ve, recordemos El traje del Emperador-, se muestra a través del proceso de identidad con el propio asesino. El policía debe ser un asesino, de otro modo no podrá jamás ser un buen policía; evidentemente esto resulta contradictorio, ése es el problema desde el que funciona toda la película: el necesario acercamiento al otro que hace cuestionarnos nuestro propio yo y sus/nuestros límites morales. Desde ahí, desde ese proceso, es desde donde entiendo yo las jaquecas de Fisher.

La obra resulta bastante abierta porque no sabemos nunca con seguridad quién es el asesino. El jefe de policía piensa que se trata de Osborne, quien ha integrado ya de forma completa el rol de asesino en su proceso de identificación, pero en ningún caso, creo, se debería excluir al propio Fisher, quien según los indicios, recordemos la pequeña figura con cabeza de caballo que cae al suelo ante una de las víctimas a quien él trata de proteger, es exactamente igual a las que deja el asesino tras sus crímenes.

No hay comentarios :