Entrevista a Agustín Fernández Mallo


Deriva entrevista a Agustín Fernández Mallo, autor -entre otros- de los libros (olvidemos los géneros)Nocilla Dream y Joan Fontaine Odisea. Acaba de hacerse con el premio de poesía Ciudad de Burgos con Carne de Píxel, lo cual ratifica que nos encontramos ante uno de los autores más en forma del panorama actual de las letras españolas. 

literatura mallo



Deriva: ¿Es cierto que el desencadenante de Nocilla Dream fue la visión de un árbol lleno de zapatos? Si esto es así, ¿hasta qué punto es importante la imagen como conector de ideas? 

Fernández Mallo: El desencadenante fueron varias imágenes una de ellas el árbol. Más que conector de ideas como tales, como unidades más o menos cerradas y de información, actúa como conector de metáforas, como link entre nodos de una red. También, el mismo árbol cargado de zapatos opera como una metáfora de lo extraño, de lo monstruoso, de lo outsider, y al mismo tiempo de red. A veces he pensado qué pasaría si pensamos en las raíces de ese árbol, si en sus ramas hay zapatos, ¿qué podría haber en sus raíces? ¿Podría escribir una Nocilla Dream subterránea, su inframundo? O acaso, como la propia Nocilla Dream ya es un inframundo, ¿sería ese mundo de las raíces el mundo normal, el estándar, el burgués, digamos? Los domingos aburridos me gusta pensar en estas imágenes sin respuesta, (quizá por eso son tan aburridos). Enlazando con lo de antes, hay que recordar que monstruoso lo único que significa es “aquello que no está en su propia naturaleza”, es decir, lo que se sale de lo “naturalmente” esperado. Nada que ver, necesariamente, con los monstruos clásicos tal como los entendemos. En ese sentido, me interesa mucho explorar la poética de lo raro, de lo, digamos, lo desenfocado. 

En el sentido de la pregunta anterior, ciertos pasajes hacen recordar películas de Wim Wenders (más concretamente París, Texas) o incluso David Lynch. ¿Es el cine una influencia en tu escritura? 

Vuelvo a lo anterior: los cineastas que citas han explorado lo monstruoso de manera ejemplar. ¿Qué es si no, en la película El Cielo Sobre Berlín, ver al Colombo de ficción paseando por las calles de Berlín, fuera de su contexto “natural” de serie de TV?: Una monstruosidad. Eso me gusta y me interesa. Lo me más me atrae de la posmodernidad es su utilización de las “citas fuera de contexto”, esa monstruosidad que te lleva a poner un capitel romano incrustado en una pared de hormigón. A eso es a lo que me refiero cuando hablo de monstruosidad o de citas fuera de contexto. A poner un texto científico o una receta de cocina directamente pegados a un verso o a un texto de ficción. Eso sí, esa intertextualidad, debe tener un sentido poético, si no es una chorrada. Es como cuando el DJ pega canciones, si no hay un hilo poético, el que sea, entre ellas, no es un buen DJ. Pero me preguntabas, en general, por el cine. Bueno, es junto con las ciencias y con cierto arte conceptual, quizá la mayor influencia en mi obra. 

Siendo Nocilla Dream una novela con un narrador distante, contiene muchos elementos poéticos, como las imágenes, la sugerencia y la intuición. ¿Es producto de tu poesía, que se filtra en la narrativa? 

Que es producto de mi poesía, eso es seguro. Si no fuera poeta entes que nada, jamás podría haber escrito ni Nocilla Dream ni Nocilla Experience, niNocilla Lab. Ahora bien, hablas de narrador distante y al mismo tiempo poético como algo extraño. Y no estoy de acuerdo. En la distancia hay una poética, en el documental hay una poética, sólo que no es una poética afectada, y es eso lo que me interesa. Por ejemplo, un haiku es lo más distante que hay ya que expresa un acontecimiento de una forma directa, está en tiempo presente, y siempre es descriptivo, sin embargo es una de las máximas expresiones poéticas que se conocen. Las ciencias, si te fijas, comparten con los haikus esas características: son descriptivas, expresan mecanismos de acontecimientos, y por su puesto siempre están en tiempo presente. En fin, Podríamos hablar horas sobre esto. Por ejemplo, hoy mismo veía en la prensa un reportaje sobre una estación de detección de rayos cósmicos que hay en un páramo desértico de Argentina. Son cientos de detectores del tamaño de una piscina casera repartidos en cientos de kilómetros cuadrados, y separados los unos de los otros 1,5 km. Están solos. Me pareció una instalación artística en toda regla, ya que está unida a un concepto poético: la idea de una partícula sola y amoral atravesando el universo hasta impactar en ese pedazo de tierra por azar; lo que allí hacen es captar ese azar, hacerlo imagen, texto, gestionar el azar. Pensé entonces que me quería a ir a vivir allí, entre los detectores, instalar allí una caravana, escribir allí un libro, algo. Pocos sitios puedo concebir más poéticos que algo así. 

Pese a renegar del concepto mismo de generación, sí que siempre has mantenido un discurso fuerte acerca de tus presupuestos poéticos (Paradigma: poesía postpoética). Ello te diferencia de la mayoría de escritores, que escriben sin previas intenciones estéticas o, al menos, no las hacen explícitas. ¿Te sientes de alguna manera presionado por constituirte en abanderado de una (No)generación (No)cilla, o lo aceptas como un mal menor, una concesión inevitable a los media? 

No, no, así no es. Todo mi invento teórico viene a posteriori. Yo comencé a escribir lo que me salía, lo que apetecía y sugería mi mundo, y después me di cuenta que respondía a una pulsión que llamé Poesía Postpoética. Sólo eso. Me di cuenta de que en realidad había comenzado a escribir por la conjunción de la belleza en las fórmulas físicas, con la música tecno, punk y pop que oí en los 80, y por ciertas piezas del arte conceptual que siempre me habían impresionado y, en última instancia, por la fascinación por Duchamp. No puedo entender mi narrativa y poesía sin Joy Division, sin Golpes Bajos, sin Décima Víctima, sin The Smiths. Tampoco sin un señor llamado Dirac, Tampoco sin un artista conceptual llamado Dan Graham. Mira, la primera obra que yo considero postpoética es una cosa, admito que muy marciana, que publiqué en el nº1 de la revista Casatomada, (que la hacíamos varios amigos), titulada La Fundación Mítica de Palma de Mallorca, una obra conceptual de arquitectura ficción. Me pregunté qué ciudad surgiría del siguiente experimento poético: derribar los espacios construidos de la ciudad (casas, catedral, etc), dejarlos en blanco, sin nada, y construir en los espacios que actualmente están en blanco, es decir, en las calles. Le encargué a un arquitecto, Javier Suárez, que me lo pusiera en planos, en 3D, que salen en el artículo, así como los alzados de las nuevas casas, etc. Salió una cosa que me gustó mucho, una nueva ciudad de la que se derivaban consecuencias sociológicas, poéticas, antropológicas insospechadas, e incluso son símiles a sistemas mecánico-.cuánticos, que me gustaron mucho. También utilizaba poemas de poetas renombrados para demostrar ecuaciones de física, y articulaba todo un discurso lógico “al revés”. En plan de: Teorema, Demostración, Corolario, etc. O me valía de analogías con grupos de música, etc, etc. Recuerdo que lo hice en el 2001 o por ahí, y que lo firmé con el nombre de Cambridge Apostles, [Postpoetical Poetry Poject]. Tenía la idea de crear un equipo ficticio llamado así, que en realidad siempre fuera yo, y firmar con ese nombre. Sólo lo hice esa vez. Recuerdo que mientras lo hacía, estaba como fascinado manejando planos, textos, imágenes de resonancias magnéticas de cerebros, poemas, etc. Esa fue la primara vez que vi las posibilidades o la potencia de lo que llamé postpoética. Por lo demás me importan poco las etiquetas como generación Nocilla. Pero tampoco creo que sea un mal, es algo en lo que no intervengo y que yo no controlo. Las que hablan al final son las obras. Sólo hay una receta: tener fe absoluta en lo que estás haciendo, por muy raro que les parezca al resto. En el ámbito de la creación, como en el de los entrenadores de fútbol, no existe la democracia. Al final lo proteico de una obra es producto siempre de una sola mente. El resto, colaboradores. 

Volviendo a la postpoética... Lo que en vanguardia se llamaba "manifiesto", tú lo llamas paradigma (siguiendo en esto, supongo, al historiador de la ciencia Thomas S. Kuhn), llevando el lenguaje al terreno de la ciencia. ¿Se trata de una axiomática al modo matemático, un "juego" en términos wittgensteinianos? En otras palabras: ¿es tu poesía un modelo poético de una axiomática bien definida? 

Pienso que no, que no es un modelo de una axiomática bien definida. Quizá hay aquí un malentendido. Cuando yo escribo el texto, “Hacia un nuevo paradigma: poesía postpoética”, no estoy planteando una axiomática, creo que eso se ve en el propio texto, sino una actitud de margen ancho que sólo funciona cuando ya está dentro de ti. Uno no puede levantarse un día y decir, voy a hacer n axiomas aplicables a la poesía, es ridículo. Otra cosa que está bien aclarar es que no creo que sea un manifiesto en el sentido que le daban las vanguardias a esa palabra. Por paradigma entiendo una nueva configuración del estado de las cosas en la poesía, sólo eso. Creo en su necesidad, y lo intento, al margen de que otros quieran intentarlo o no. Es un proyecto personal, no apostólico. Huyo como de la peste de los proselitistas. Puestos a elucubrar, quizá tiene más que ver con aquello del Teorema de Godel, que venía a decir que todo sistema (matemático) no puede ser totalmente definido dentro de sus propio corpus teórico, por lo que hay que construir otro, externo a él, que lo explique completamente, y así sucesivamente. Supongo que es aplicable a la poesía también. Y a todo. 

En relación con la pregunta anterior... ¿Hasta qué punto estás dispuesto a "traicionarte" teóricamente a ti mismo? 

Siempre estoy dispuesto a traicionarme si entiendo que es para evolucionar. Descreo de los dogmas y desconfío de la gente que va de “auténtica”, palabra vacía que nada significa y que ha llevado a la humanidad a desastres de considerables dimensiones. Es como quien te dice que come cosas “naturales”, cuando todo, en tanto se da, es natural. En fin, con eso toman el pelo a la gente. Lo supuestamente “auténtico” e inamovible nos ha llevado a dogmas de sectas que tanto se aplican a las juventudes hitlerianas, como a las religiones o como en Greenpeace. Diferentes manifestaciones de un mismo fanatismo medular. 

¿"Letras" vs. "Ciencias"; o más bien una "alianza de civilizaciones"? 

Please, no uses esa frase, es tan Naif… Sólo puedo decir que en mí ambas conviven de manera natural, no se anulan. 

De alguna manera se te asocia a cierto tipo de enfant terrible de la poesía que parece abolir todo lo que te precede. ¿Qué lugar reservas en tupostpoética a la tradición? 

¿Ah sí? Pues primera noticia que tengo. Tendré que ver qué se comenta a mis espaldas. Le reservo a la tradición todo el lugar, es más, sin la tradición no podríamos escribir, ahora bien esa tradición hay que manejarla con distancia, ironía cuando proceda, hay que desacralizarla. He preparado un extenso ensayo (formato libro) sobre lo que entiendo por Poesía Postpoética en el que abordo cómo la tradición mal entendida es un sistema aislado que nada produce salvo el agigantamiento innecesario de mitos. Uno de los pensadores que considero más importantes del Siglo20, a la misma altura que un Deleuze, es Andy Warhol, y él decía que es ridículo que alguien no pueda cambiar de estilo: uno puede ser el lunes expresionista y el viernes pop. Eso la tradición mal entendida no lo admite, a pesar de que la posmodernidad se encargó ya de poner el último clavo a su ataúd. 

Acabas de recibir el premio de poesía "Ciudad de Burgos" con el libroCarne de píxel. ¿Puedes adelantarnos algo de este trabajo? 

Bueno, es un conjunto de poemas en prosa, que trata de la pérdida, articulado en torno a una caminata circular que una mujer y un hombre dan por una ciudad. Es un libro del que estoy muy contento. Lo escribí hace unos años. 

¿En qué se diferencia el Agustín de "Yo siempre regreso a los pezones y al punto 7 del Tractatus" del Agustín actual? ¿Cuál te gusta más? 

Es que son el mismo. No encuentro rupturas drásticas, sólo evoluciones. Ambos me gustan, si no, no hubiera dado los libros a la imprenta 

¿Sigue siendo la poesía "un arma cargada de futuro"? 

En el sentido que le dio Celaya, no. Es uno de los mitos más falsos haya podido haber en poesía: la legitimación de su instrumentación con fines prácticos, y en ese caso, políticos. Son cosas que en su día tuvieron su sentido, pero hoy en día ya hemos aprendido la lección: nos toca a nosotros caer en otros y nuevos errores.

No hay comentarios :