Siberia propia, de Isabel Pérez Montalbán (Bartleby Editores, 2007)

Hay quien dice que la patria de un escritor es su biblioteca. Y hay quien, como el escritor y crítico Ricardo Piglia, diagnostica como síntoma plenamente moderno (o postmoderno) la impostura de la memoria personal, archivo lleno de documentos culturales, de datos ajenos que ponen en cuestión la autonomía -también la creativa- del sujeto ilustrado. En definitiva, un giro antiproustiano que señala a Borges como epítome significativa pero que sin duda admite otros precedentes (baste recordar al Eliot de La tierra baldía).

poesia critica

Pues bien, Siberia propia, de la poeta cordobesa Isabel Pérez Montalbán, es un libro que profundiza en lo dicho anteriormente, un libro sorprendentemente compuesto a base de retazos, títulos de obras (la última parte del libro está integrada por un índice de los títulos citados, ordenados primero según su aparición en la obra y más tarde siguiendo el orden alfabético) que configuran el texto a la manera de un collage textual. La intertextualidad se halla en la base de la concepción de Siberia propia, constituyendo, hasta un límite que rebasa lo previsible, su esencia. Pero lo más sorprendente es que la autora consigue aglomerar ese conjunto difícilmente enumerable de citas hasta componer un relato poético cohesionado, un texto que supera lo fragmentario para lograr una unidad, un giro relativamente novedoso en la abundosa bibliografía contemporánea de la fragmentariedad. Así el mundo de lo cultural y la subjetividad del poeta terminan por pactar un equilibrio. El yo poético tejido con los mimbres de las citas ofrece al lector una imagen coherente y dotada de una convincente belleza. En definitiva, el sueño de Walter Benjamin de escribir una obra a base exclusivamente de fragmentos parece cumplirse en Siberia propia.

Una historia de amor, inspirada en Carta de una desconocida, de Zweig, parece bastar a la autora como aglutinante, redundando en la idea de que el sentimiento amoroso es capaz de aunar lo disperso hasta dotarlo de sentido. Una idea poética clásica revestida con moldes radicalmente contemporáneos. La obra de Zweig parece estar en la base de la secuencia narrativa (pues los poemas de Siberia propia componen sin duda un relato y emparentan de ese modo con lo narrativo) y hace que Siberia propia posea cierto aire de familia con otros libros de poesía aparecidos recientemente y que apoyan su estructura narrativo-poética en obras precedentes, bien literarias, bien cinematográficas. Hablo, por ejemplo, de Extracción de la piedra de la cordura, de Martín López-Vega (inspirado, digamos, en la epopeya sumeria de Gilgamesh) o de Conversaciones con Mary Shelley, de Julia Piera (en este caso el hipotexto podrían ser los filmes de Hitchcock o Ridley Scott). Quizás este reincidencia resulte algo más que una casualidad y constituya un indicio de una cierta tendencia a la retractio (alejamiento de la idea romántica de la creación, salvo que tomemos el romanticismo en su versión más irónica, la de F. Schlegel, Tieck o Jean Paul) en la más reciente poesía española.

Es ese amor distante, al igual que ocurre en la novela de Zweig, el que constituye el polo del imán que atrae las limaduras/fragmentos que integran esta obra de Pérez Montalbán. La propia autora se encarga de anotarlo en uno de sus poemas:

ANTES DE TI yo era singular en forma plural, mujer en plural,
hormiga entre los sueltos caballos blancos, armadura practicante
en la liturgia del desorden, el despojo que resulta
de la extracción de la piedra de la locura.


Estamos, pues, ante un libro de apreciable riesgo, perfectamente solventado por la autora, hecho que concede un valor añadido a Siberia propia. Un mérito a añadir a la belleza, a la sensualidad y a la honda humanidad de estos versos dignos de ocupar un lugar reseñable en la última poesía española.

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