El progreso tecnológico, económico y también político ha permitido de manera general un incremento del bienestar y del nivel de vida y con ello, un aumento del tiempo que dedicamos al ocio. Las personas disponen ahora de más tiempo que hasta hace unas décadas para dedicar a la vida personal, al ocio, y gran parte de ese ocio se manifiesta en la forma de viajes.
A pesar de ello, disponer de mayor tiempo para dedicar al ocio no implica necesariamente disponer del dinero necesario para viajar tanto como muchos desearíamos. Hasta hace muy pocos años, el medio de transporte más económico era, sin duda alguna, el coche, más aún cuando se trataba de una familia la que viajaba, o de un grupo de amigos que comparten unos gastos que resultan ser los mismos con independencia que que viajes una o cinco personas. Por contra el avión, el medio de transporte más rápido y seguro, presentaba unos precios prohibitivos, al alcance de muy pocos. Esto comenzó a cambiar hace unos años con la aparición de los llamados vuelos low cost o vuelos baratos.
Los vuelos low cost, vuelos baratos o vuelos a bajo coste son vuelos operados por compañías o filiales de compañías aéreas cuyos precios son tremendamente más bajos que los operados por compañías tradicionales.
Así, podemos encontrar, por ejemplo, vuelos de ida y vuelta a Roma, Florencia, Londres, París, etcétera por menos de cien euros, por mucho menos en algunas ocasiones pues incluso se han llegado a ver vuelos low cost de última hora a Londres por 1 euro, aunque esto ya son casos excepcionales.
El secreto de estos precios radica en separar estrictamente los gastos del vuelo en sí de todo aquello que puede resultar accesorio, además de otras medidas. Por ejemplo, las compañías low cost suelen emplear aeropuertos secundarios, algo más alejados del aeropuerto principal de una ciudad; todas las gestiones se realizan por internet, reduciendo así al máximo el coste de personal; los billetes no suelen admitir cancelación, los cambios suelen llevar acarreadas importantes penalizaciones y los billetes tienes que imprimirlos tú mismo o, de lo contrario, también serás penalizado; el equipaje que puedes llevar contigo se limita a lo denominado como bolsa o maleta de mano y en el interior del avión, todo lo extra se paga, incluso se vende lotería, visitas turísticas en la ciudad de destino, etcétera.
Otra medida, polémica, es que limitan el combustible d carga del avión al mínimo permitido por la ley, con el fin de que el aparato pese menos y gaste menos combustible. La ventaja de esto es que al llegar al destino y rozar la reserva, el avión solicita prioridad para aterrizar y, lógicamente, se le concede.
La menor seguridad es la gran acusación a la que siempre se enfrentan estas compañías pero lo cierto es que todas ellas, según diversos informe hechos públicos por las autoridades oportunas, cumplen estrictamente la ley de seguridad.
Ryanair es la compañía low cost más conocida; sus precios son increíblemente económicos y ya planea comenzar a lanzar vuelos entre Europa y Estados Unidos a menos de 100 euros, todo un golpe a las compañías tradicionales.
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