“O para o le dispararé en la boca”. A veces, una felicitación por hacer bien el trabajo puede tratarse de una amenaza. Así comienza a conocerse el caso de Giovanni Tizian, un joven periodista precario italiano de un modesto diario de Módena que de la noche a la mañana se encontró bajo escolta policial. Uno más de los pequeños desconocidos para el gran público italiano, que concentra su atención en personajes más mediáticos como Roberto Saviano y deja en un segundo plano a los otros sufridores por la libertad de prensa.
Giovanni
Tizian escudriñaba en las páginas de La
Gazzetta di Modena cómo la Ndranghetta, la mafia calabresa, estaba penetrando en su región gracias
al aumento del número de los establecimientos de juego.
De la noche a la mañana, Tizian se encontró con una escolta después de una
interceptación de la policía de una llamada entre presuntos mafiosos: “O para
[de escribir estos artículos] o le dispararé en la boca”.
A sus 31 años sabe que estas amenazas no son exageraciones y que no hay que tomárselas a broma. El padre de Giovanni, un empleado de banca, murió asesinado por la mafia antes de que su familia dejase el sur de Italia. “Yo no empecé a trabajar en el mundo del periodismo por la muerte de mi padre – confiesa –, yo empecé escribiendo un poco de todo”. Como cualquier precario echando músculo en las galeras de cualquier redacción.
La familia de Giovanni fue al norte del país, donde todavía lo normal es negar la infiltración de la mala vita, igual que el niño que se tapa la cara escondiéndose de sus padres. Esta negación de la realidad tiene graves consecuencias, pues los malos de la película de Tizian no serán juzgados por asociación mafiosa. “Aplicar este tipo de delito en el sur es habitual, pero aquí todavía es complicado. A los jueces les cuesta comprender esta situación”, indica el joven periodista.
La sombra de su escolta le recuerda cada día lo que pesan las
verdades. “He perdido independencia. No puedo ir a dar una vuelta por mi cuenta
o con mi novia. Tengo que coordinarme siempre con ellos – se lamenta –. En lo
que respecta a mi trabajo me limita para muchas cosas”. Una situación
“increíble” en 2013.
Giovanni comienza a adquirir cierto renombre, aunque no al nivel
de Roberto Saviano, autor de Gomorra,
omnipresente por tierra, mar y aire. “Saviano ha hecho un trabajo óptimo, pero
en Italia tenemos el vicio de santificar. Esta santificación no conlleva
resultados contra la mafia, ya que un hombre solo no puede hacer nada”, indica
Tizian, otro soldado del ejército de hombres solos que combate contra la mafia.
UN TRABAJO POR EL
TERRITORIO
Aparte de Giovanni Tizian, hay otros solitarios periodistas que
intentan molestar a aquellos que hacen la vida imposible al resto del país.
Marilena Natale es una precaria de la región de Nápoles, donde por sus crónicas
contra la Camorra se ha ganado que le quemen el coche o que un mafioso esposado
le lanzase un beso ante las cámaras. Momentos de hielo que se derriten con
la pasión con que ella trabaja.
Marilena, de 40 años, se enroló en la cruzada periodística
contra la mafia a los 20. “Empecé a mirar a mi alrededor y no me gustaba lo que
veía”, explica. Y todavía tiene ganas de seguir adelante. “No pararé nunca. No
nos pueden matar a todos”, añade con una voz llena de orgullo. Pese a las
amenazas y agresiones, Marilena ha renunciado a la escolta, aunque todavía le
queda algo de vigilancia a la que no puede negarse. La motivación ha sido dar
valor a los demás: “Vi que la gente era más valiente cuando me veían a mí sin
escolta”.
Esta cronista especializada en la mafia de la zona, al igual que
Tizian, recibe las felicitaciones en forma de amenaza. Durante la cobertura de
la detención de un mafioso del potente clan de los Casalesi, el cuñado de
un boss se acercó y le dijo: “Vete de aquí. Sé quién eres y sé
dónde vives”. La respuesta de Marilena fue una crónica sobre los hechos y una
denuncia ante los Carabinieri.
Cuando el denunciado intentó atenuar con 1.500 euros la amenaza, Natale, impertérrita,
respondió: “Si cogéis 50 euros de mi cartera y los
estrujáis, del billete sólo sangrará mi sudor y el de mi padre. Si apretáis uno
de Panaro [el mafioso] veréis que sale sangre de la gente. Yo no cojo dinero de
la Camorra”.
Incansable, como si temiese que le alcanzase el aliento de la
precariedad y del peligro camorrista, Marilena recorre en su moto hasta el
último rincón de su provincia. Escribe prensa local para demostrar lo
importante que es construir la casa desde los cimientos. Desde estas rotativas
denuncia y consigue pequeños éxitos concretos, como lograr que se mantenga un cuartelillo
de Carabinieri cerca de la casa de un mafioso, pese al peligro de extinción que
le amenazaba. Y si se deja el cuartelillo, al final madurará el árbol de las
detenciones. Una lucha de pasos cortos y constantes en un camino con los pies
atados. “Yo voy cada día a los juzgados. Yo conozco mi tierra”.
Marilena anima a Saviano – a quien reconoce un gran mérito
– a pasearse sin miedo por Italia. “A la mafia no le conviene hacerle
mártir. Debe venir aquí”, cree la periodista napolitana. “No es necesario
amplificar el negativo”, se lamenta.
Al final, el legado de su ejemplo se pasa con el ADN y con el
orgullo de la herencia de la que dice que “si le pasa algo, no será en vano”.
Sus hijos, acostumbrados al peligro, pero agradecidos por el esfuerzo de “un
trabajo por el territorio”, ya han decidido su futuro laboral: uno será fiscal,
el otro, policía.
UN HOMBRO EN EL QUE
APOYARSE
La
vocación para el periodismo viene tras una experiencia con un libro, por el
afán de escribir… Alberto Spampinato quería ser ingeniero, pero cambió de
opinión el 27 de octubre de 1972, cuando la mafia mató a su hermano. “Decidí
hacer una investigación para saber qué había pasado. La muerte de mi hermano
fue una noticia incómoda para los otros periodistas que realmente sí sabían lo
que había ocurrido”, explica Spampinato, actual director de Ossigeno
per l’informazione, una organización que vela por los periodistas
amenazados, sea o no en el ámbito de la mafia.
Las
fichas de su organización diseccionan las amenazas a 222 periodistas en Italia
en lo que va de año, aunque calculan que tiene que haber 10 veces más… pero que
guardan silencio. Spampinato explica las múltiples maneras de aterrorizar
a la prensa, desde una carta con balas hasta entrar en la casa de uno sin robar
nada, solamente dejando notar la presencia con un gesto no violento y sembrando
un miedo que amordaza. El trabajo por parte de esta organización es
infatigable. Un escudo ante la amenaza poniendo una cara a los periodistas
perseguidos por la mafia, con análisis y propuestas para solucionar el grave
problema del silencio del cuarto poder. Como buenos periodistas, Ossigeno comprueba
hasta el último caso que se le presenta para ver si es real. Una lucha por
adivinar cuál silencio es más fuerte, si el de mafia o el de los anunciantes y
editores.
Además,
la presión a nivel local aumenta. “Es difícil esconder una noticia que se dé en
el centro de una ciudad, pero para evitar que se hable de algo que sucede en la
periferia basta con callar a un periodista”, explica Spampinato sobre los
mensajeros precarios como Tizian o Natale, que intentan atraer el foco de
atención sobre los problemas de sus ciudades. Este periodista cree que casos de
Saviano ayudan “a hablar de los otros. Se habla si le pasa algo a un personaje,
pero hay que contextualizar que se habla sólo porque es un personaje”.
UNA CULTURA MÁS ALLÁ
DE LA CAMORRA
Ciro Marino ronda los 30 y trabaja por la mañana dando clases a niños para poder pagarse el vicio de tener una editorial en Nápoles. Este joven profesor gestiona junto a otros amigos la editorial Ad Est dell’Equatore, un pequeño faro de cultura en una ciudad continuamente maltratada por los medios y asociada cuasi de facto a la Camorra o a las crisis de las basuras. “Nápoles es una ciudad marchita desde el punto de vista cultural”, se lamenta. Con fatiga y combatiendo contra el estereotipo, a Ciro le entristece del lazo inquebrantable en la mente de la gente que liga Nápoles y Camorra. “Si voy a cualquier país de Europa, automáticamente soy un mafioso”.
La
ferita – La herida – fue un
buen golpe de la editorial, un libro de hace cinco años que contaba con la
firma de Roberto Saviano, en aquellos años viviendo el boom experimentado
tras el estreno de la película Gomorra basada
en su popular libro. A pesar del respeto que tiene por Saviano, Ciro, desde su
punto de vista personal, se lamenta de que la vida cultural de la ciudad
también quede anclada sólo en la mafia. “El anticamorrismo también es
considerado por mucha gente como una cuota de mercado y no ve en ello un
beneficio social, sino un beneficio económico”, explica. “Detrás de la bandera
del anticamorrismo hay gente que hace dinero”.
“Saviano
tiene mucho mérito y ha tenido un gran valor, pero si luego tenemos que estar
ciegos ante el resto no va bien”, indica. Marino hace referencia al rodaje de
una nueva serie basada en Gomorra.
Una enésima cruz sobre los hombres de aquel pobre barrio. “Se combatiría mejor
la mafia invirtiendo el dinero que ha costado hacer la serie en proyectos para
ese lugar”, señala. “Reclamamos la libertad de ser políticamente incorrectos”,
indica Ciro que explica que su posicionamiento en contra de la mafia es
inquebrantable.
Y
es que lo políticamente incorrecto va haciendo poco a poco mella en la
sociedad. De este modo, desde otro punto del país ha llegado otra expresión
editorial que aborda con humor el San Saviano que ha sustituido a las
estampitas de Padre Pío en algunos lugares de Italia. Vito Manolo Roma se
ha lanzado de manera casi suicida contra el héroe catódico Roberto Saviano con
un cómic titulado Ròbert. “A lo mejor he tratado un tabú, pero en el fondo
sólo he hecho sana ironía. Sin embargo, muchos me han saltado encima como si
hubiese tocado a Pier Paolo Pasolini o a un tótem sagrado. Han tratado mi
ironía como si fuese algo vulgar. Como mucho es un poco trash, pero para una novela
del estilo es perfecto”, explica.
Vito
explica que fue el propio Ròbert el
que le pidió en una aparición ‘mística’ a través de la televisión que le
pintase en un cómic: “Saviano estaba en televisión, se giró hacia mí y me dijo
que yo era el único que podía tocar al ‘Intocable’. El autor hace referencia a
la omnipresencia de Saviano en televisión, que con un aire melancólico ha sido
erigido paladín de los movimientos antimafia.
Al
final, parece que por haber construido Saviano, se ha dejado a otros de lado.
“No tengo la sensación de que en la tele o en las redes sociales se dedique
mucho espacio a los que arriesgan su vida para combatir el sistema mafioso.
[Saviano] cuenta historias, teoriza y da su opinión, pero en su posición de
recluso más allá de los límites del mundo ‘normal’, podría osar algo más”. Con
el aire “fugitivo-melancólico” de Saviano, Italia todavía se mece en el
silencio del tabú de la mafia, ante el cual, un único altavoz poco puede hacer.
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