Antropóloga. "mi familia no comprendía que volviera a Siberia una y otra vez"

Sola entre indígenas siberianos, con 40 grados bajo cero afuera, Carmen Arnau estudia la vida, las costumbres y los ritos de estos pueblos del norte de Asia. Esta antropóloga madre de familia tuvo que esperar hasta los cuarenta años para poder dedicarse a su verdadera pasión. Hizo su primera expedición a Siberia en 1997 para acabar su doctorado sobre el pueblo chorse y, desde entonces, ha vuelto casi cada año. Ha abierto dos museos en Toledo y vive movida por lo que ahora considera su misión: dar a conocer todo lo que ella ha aprendido de los pueblos olvidados de Siberia



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