Accidentes de coche, disparos por la espalda y personajes que harían las delicias de tu sobrina preescolar. Los dibujos de Joan Cornellà han dado la vuelta al mundo a través de las redes sociales y la segunda edición de su cómic “Mox Nox” (Bang ediciones, 2013) se ha agotado en pocas semanas. Está claro que cada vez son más los que descubren que después de la muerte llega una desconcertante sonrisa de anuncio. Sin embargo, sus viñetas no siempre fueron así de coloridas y populares. Hasta el año pasado jamás usaba tonos que pudieran encontrarse en una tienda de chucherías. La papada de “Abulio” (Ediciones Glénat, 2010), su premiado personaje, es un buen ejemplo de ese estilo feísta: Cornellà dedicó horas para conseguir un pellejo flácido que diera la sensación de oler y raspar.
Nos sentamos en una terraza del barrio de Gràcia, en Barcelona,
para hablar del éxito de su radical cambio de estilo. Después de todo, su página de Facebook
supera los 400 000 fans, casi el doble que la de la FNAC; la última viñeta que ha
colgado tiene más de 16 000 “me gusta” y se ha compartido 3151 veces. Unas
cifras insólitas en las redes sociales del cómic español (del número de
comentarios en los que le han llamado ‘psicópata’ no hay estadísticas
oficiales, pero él asegura que son muchos).Le advierto de que conozco su
truquito de mentir en las entrevistas (afirmó ser descendiente del
historietista Manuel Vázquez y no haber pasado
por Bellas Artes) y él suplica dejar para después el incómodo momento de las
fotos.
PREGUNTA: Cuando comenzaste a dibujar, ¿imaginabas que el rosa
sería el gran color de tu obra?
RESPUESTA: Para
nada, es un color que odio. Y odio todavía más el fucsia. Me parecía el último
color que pondría en cualquier sitio. Supongo que porque me da asco lo uso.
P: Pero normalmente uno hace algo que le gusta…
R: Sí, es una cosa rara
porque me ha acabado gustando. Antes era odio puro y duro, y ahora es
amor odio raro.
P: ¿Cómo pasa uno de dibujar arrugas, granos y pelos a dibujar
un oso rosa con ojos azules?
R: Precisamente un poco por eso. La gente no entraba en las historietas que hacía porque era algo muy feo. El envoltorio hace mucho, cuando haces algo amable que entra muy bien por los ojos es mucho más fácil contar cualquier cosa políticamente incorrecta.
P: ¿Entonces el cambio de estilo fue una decisión que tomaste
conscientemente, en plan estrategia?
R: Bueno, siempre hay una parte de
mercadotecnia oscura chunga que metes para intentar ser un tío aceptado por el
mundo. Pero tampoco fue algo tan radical. El verano pasado (2012) empecé a
hacer historietas sin granos, con una estética más agradable. Digamos que eran
personas que podrían pasar por aceptables en la vida real. En un mes estuve
experimentado con muchos estilos diferentes y por eso a mí el cambio no me
pareció tan radical, aunque lo sea.
P: Los señores de tus historietas casi siempre tienen la misma
cara, ¿te fijaste en alguien real para este personaje?
R: Me han dicho varias veces que el señor se parece a Matthew Broderick. Igual es porque tiene las pupilas muy dilatadas. Pero no, no me fijé en ninguna persona en concreto. Es más, lo de ponerles los ojos como puntos era precisamente para que no se parecieran a nadie.
P: Porque tú antes lo que hacías era fijarte en fotografías de
personas concretas y después deformar los rasgos…
R: Sí, de hecho me pasaba demasiado tiempo haciendo eso. Mirando caras y redibujándolas, basándome en personajes reales; intentándolo hacer todo muy real y a la vez muy asqueroso. Y al ser el dibujo tan obsesivo me perdía mucho en eso y no tanto en lo que quería explicar.
P: Por cierto, ¿dibujas con rotuladores, con acuarelas?
R: Con acuarelas. La portada está hecha con acrílico sobre el lienzo. Es que ahora me quiero tirar al rollo artista y sacar tajada. Suena a broma, pero lo digo en serio: del mundo del cómic no se puede vivir (a no ser que trabajes en El Jueves). Y yo quiero vivir.
P: No sabía que la portada era un lienzo. Y el color rosa que
aparece, ¿sale del tubo directamente o hiciste tú la mezcla en una paleta?
R: Este rosa salió directamente del tubo, es uno que se llama “color carne”, aunque parece rosa. Hay otros que sí mezclo, pero la mayoría de las veces los colores que utilizo son directamente del tubo.
P: O sea que vas de artista, pero ni siquiera mezclas…
R: Sí, soy un artista fraudulento. ¡Bárcenas del arte!
P: Una de las cosas que más llama la atención de tus historietas es lo bien que funcionan los colores. R: Cuando estudiaba Bellas Artes yo tenía la sensación de que el color no era lo mío. A mí siempre me había gustado el dibujo, pero con el color tenía la sensación de que no sabía hacer composiciones pasables. Sin embargo, cuando empecé a hacer estos dibujos de repente me empezó a gustar. Se me debió de quedar algo de alguna clase y le pillé el rollo. Con muchas historietas me he pasado mucho más tiempo mirando el color que haciendo el esbozo de la historia.
P: Estás triunfando en Corea, ¿no? R: ¡Y en Brasil! Me han dicho que allí soy una especie de estrella de rock. Yo creo que me estaban tomando el pelo, como casi siempre en mi vida. Pero yo veo en las estadísticas que hay un seguimiento muy serio. En Estados Unidos y en Brasil es donde más me siguen. Y en Hong Kong también.
P: ¿Has pensado ir a esos países a darte un baño de masas? R: Seguramente lo haré y me compraré un visón, para gustarme. No, no sé, ahora me parece muy lejano. A mí me encantaría, pero no puedo pagar ahora el alquiler, mucho menos comprar un billete de avión para ir a una feria en el extranjero. He tenido alguna oferta para hacer exposiciones en galerías fuera de España, aunque de momento no ha salido nada. Pero tengo fe.
P: Algunas de tus viñetas son bastante sangrientas. ¿Tú eres aprensivo con la sangre? R: Mucho. Me paralizo si veo sangre de verdad. De hecho, ni siquiera me gusta en las películas. La última película de zombies que vi, vomité.
P: ¿Cómo sienta que en la contraportada de tu libro hablen de ti
como “A real cartooning genius”? R: It’s
Amazing. A mí me da la sensación de estar engañando a la gente con
esto. Es más, yo creo que Michael Kooperman, el dibujante que lo escribió,
no lo piensa. Solo lo dijo para hacerme feliz.
P: ¿Qué significa el título de tu libro, “Mox Nox”?
R: Es latín, significa: “Pronto llegará
la noche”.
P: ¿Sabes latín?
R: Mucho. Hice una tesis en la Sorbona.
P (a la grabadora): Está mintiendo. Comprobar el resto de datos
que ha dicho durante la entrevista, podrían ser falsos.
R: Nota:
Comprobar si el tío que ha venido es realmente Joan Cornellà.
P: Y a partir de ahora,
¿Joan Cornellà va a ser este tipo de dibujo colorido, feliz y turbio de “Mox
Nox”… o seguirás experimentando con nuevos estilos? ¿Crees que te dará miedo
cambiar porque lo que has hecho ahora ha tenido mucho más éxito que lo que
dibujabas antes, en tu “etapa arruga”?
R: Pues
sí da un poco de miedo, porque de repente te hacen mucho caso y antes no me
hacían nada de caso. Entonces pienso: si dejo esto no me van a volver a hacer
caso otra vez. Pero a mí siempre me ha gustado ir experimentando y sí que me
gustaría hacer otra cosa diferente por probar, por jugar un poco y tal, pero sí
que me da la paranoia de “mierda, tío, si haces otra cosa seguro que no tiene
la mitad de aceptación”. Lo mejor es el inmovilismo, hacer igual que Tàpies,
seguir haciendo la misma obra años y años.
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